ZHEN HUN

Capítulo 2

Las luces de la calle parpadean como luciérnagas en el aire, la oscuridad gobierna sobre la luz en esta triste y lúgubre noche. Los tambaleantes pasos de una doncella golpean el suelo. De repente, tropieza y cae fuertemente con sus rodillas sobre el suelo.

En el sofocante calor de una noche de verano, A-Qing resopla y jadea vigorosamente, sus dedos agarran la ropa con fuerza. Los latidos de su corazón golpean su pecho y al unísono escucha unas fuertes pisadas desconocidas.

El ruido de los zapatos indican que el dueño va cojeando por un problema en la pierna. A-Qing mira bruscamente detrás de ella, pero no hay nada a la vista excepto los insectos revoloteando en torno a la luz de la farola. Ella tiene un aspecto delicado, baja estatura, cara ovalada y unos ojos blancos muy peculiares, podría considerarse bonita, pero ahora su cabello está desastrozo y empapado en sudor, cayendo incómodamente sobre su cara. Sus mejillas y sus labios se están tornando pálidos a cada momento, luciendo bastante menos bonita de lo normal.

Poco a poco, su expresión se vuelve  temerosa, con un notable e indescriptible signo de puro terror

—¡Aléjate!—Dice apretando sus dientes—Si pude deshacerme de ti una vez, puedo hacerlo de nuevo. No soy tan ciega como antes ¡entendiste!.

Las pisadas se detienen.

A-Qing se sube las mangas mostrando sus brazos blancos como la nieve, ahora cubiertos con piel de gallina, levanta un palo de bambú que halló en el suelo, mientras las pisadas se acercan desde todas direcciones como un grupo de señoras que han encontrado una buena oferta. Pero no hay nada en su campo de visión.

Lo invisible es lo más aterrador.

A-Qing empieza a gritar, golpeando contundentemente el aire con el palo de bambú. El peso del bambú recae en sus delicadas manos, está exhausta, sus ojos se oscurecen; está encorvada y sus brazos descansan sobre sus rodillas. Lo único que puede hacer es mirar al suelo, mientras recupera el aliento.

Se arrastra hacia atrás, sus rodillas ceden y se desploma, quedando sentada en el suelo.

Una sombra... ¡Es una sombra!

La farola está justo delante de ella ¿cómo puede haber una sombra en la luz sin ningún objeto? La sombra parece tinta negra derramada en el suelo, formando una figura que la ha estado observando indefinidamente.

A-Qing está paralizada en el suelo, mientras la figura sombría está de pie

—"Si no has hecho nada malo, ¿Por qué estás tan asustada por una sombra? ¿El pasado te tiene prisionera pequeña?"

Ella parece escuchar una sonrisa penetrante.

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Está amaneciendo, son casi las 5 en punto, el teléfono móvil en la mesilla está sonando sin receso.

Jiang Cheng trabajó toda la noche.
Cuando llegó a casa ni siquiera se quitó la ropa simplemente se arrastró directo a la cama. Justo cuando empezaba a estar cómodo, el teléfono le anunciaba que tenía más trabajo.