Tribu Quileute

7.1K 626 50
                                    

En la península de Olympic, al noroeste del Estado de Washington, existe un pueblo pequeño llamado Forks cuyo cielo casi siempre parece nublado. En esta pequeña localidad llueve más que en cualquier otro sitio de los Estados Unidos.

Hunter había huido. Huyó del chico que lo convirtió en lo que siempre a cazado. Huyó de su propia familia. Hunter nunca se puso a pensar que pasaría si terminaba convirtiéndose en lo que tanto odiaba su familia. El código dice que tiene que suicidarse, pero Hunter no podría hacer eso. Su pequeña prima que dejó atrás con una manada llena de adolescentes lo necesitaba. Y en estos momentos el igual a ella.

Hunter llego en su Jeep negra a su nuevo hogar, aún no sabe que hará en luna llena, no tiene alfa, en estos momentos era un simple omega con ojos dorados. Siendo honestos no sabia el por qué se encontraba en ese pueblo tan pequeño que ni aparecía en el mapa. Solo siguió las instrucciones que su tío le indico.

Frente a el, se encontraba una casa de tamaño regular, pensó por un momento en que haría con su vida y que además de todo, necesitara un trabajo. No iba a vivir toda la vida con el dinero de la familia Argent. Ya no se sentía cómo un Argent.

Ya dentro del hogar, el timbre de su casa sonó, se le hizo extraño, no había casas a los alrededores ya que se encontraba en el bosque. Hunter camina con paso tranquilo, al abrir la puerta, se encuentra con un hombre sin camisa y demasiado musculoso si es honesto, el hombre camina dentro de la casa dejando a un muy confundido Hunter — Perdón, pero no estoy muy seguro que haya yo ordenado un striper para mi primer día en el pueblo — Dice confundió Hunter.

— Soy Sam Uley, tu tío me mando para enseñarte a controlar tu lado lobo y tal vez puedas unirte a mi manada — Dice el hombre.

— ¿Mi tío? — Hunter deja su chamarra en la mesa de la casa — Okay, me encantaría aprender a ser algo que case toda mi vida, me tome muy enserio lo de ponerme en los zapatos de los otros — Bromea con una sonrisa.

— Tuviste suerte, sobreviviste a la mordida del Alfa verdadero, muchos no viven para contarlo — Sam se cruza brazos.

— Al menos no me convertí en un hombre jaguar como mi mamá — Empieza a comer uvas.

— Es por qué tu alma es diferente a la de tu madre, te conviertes en lo que eres en realidad — Asegura el hombre y Hunter asiente.

— ¿Entonces cuando empezamos? — Sonríe emocionado.

•• <<────≪•◦⚜◦•≫────>> ••

Hunter al día siguiente hizo su rutina normal, no planeaba acabar con su práctica de tirador aún siendo un lobo, se sentía más cómodo con la ballesta y una pistola que con garras y colmillos. Al llegar a la reserva, conoció a toda la manada, todos eran agradables. La mayoría eran adolescentes y por lo que le comentó Sam, se debía a que llegaban muchos vampiros y eso los obligaba a convertirse.

El pelinegro se encontraba emocionado, cuando la manada se convirtió en lobo se pudo ver un brillo en sus ojos, no sabía que los lobos podían hacer eso. Practico por mas o menos una hora para poder convertirse pero no lo consiguió, aún era un omega.

Los chicos le contaron sobre las leyendas de la reserva y sobre la impronta tema que se le hizo curioso al primer momento de escuchar la palabra. No sabía si a él le pasaría lo mismo al ser un lobo convertido, no uno nacido. Paso todo el día en la reserva, todos fueron agradables con el y eso le ponía feliz. Le recordaba un poco a la manada McCall, Hunter esperaba poder controlarse pronto para poder volver lo más pronto posible.

Dejo la manada por miedo a ser igual que su madre, un monstruo. Aun que la tribu Quileute le hizo ver lo contrario. Scott McCall y su prima, Maya Argent le dieron una oportunidad más para vivir y la iba a aprovechar al máximo.

Runaway - Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora