Poco a poco su alegría erocionaba, pero nadie lo notaba, solo yo lo observaba y sin persarlo me acercaba solo con tratar de sarcarle una sonrisa, esa que ilumina en la oscuridad que hace creer que la tristeza se acabará.
Si supiera que sus abrazos no tienen ningún remplazo, son como un vicio que me cubren del invierno, me calman en el tormento y me devuelven el aliento.
Su presencia es única, me da calma y ternura, su esencia es inexplicable aunque simplemente la olculta y la guarda para que nadie logre juzgarle.
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En la oscuridad
Historia CortaTe veo tan distante y pregunto que te pasa, me pone muy triste no saber como ayudarte...