Soledad, pastillas y estrellas.

11 2 0
                                    

Tus mentiras me parecen la más linda y cautivadora melodía que puede llegar a mis oídos.

Tus engaños son los mejores estimulantes que me puedes dar para mi muerte.

Tus golpes son los dulces besos que me has otorgado jamás.

Y tus humillaciones son las que me han vuelto dependiente de ti.

Ya no siento las lágrimas y el dolor parece que nunca existió en mí.

Las pastillas ya son como mi comida diaria y el alcohol la bebida predilecta.

La cordura poco a poco me abandona y todo se ha vuelto un mundo de colores distorsionados.

En las noches las estrellas me susurran que me una a ellas y cada vez me hacen quererlo realmente.

Tu ausencia en la casa ha traído los fantasmas de lo que fue y ahora ellos son la mejor compañía que tengo, maquillando la sigilosa verdad de lo que es.

Algunas veces olvido tú cara, y esas veces son las que en verdad me siento bien. Pero sólo son algunas escasas veces.

Tengo miedo, tanto que me domina, pero siento que es lo que me eleva.

Ya no recuerdo más cómo es mi sonrisa y la felicidad es fingida y suplantada.

En las noches ya ni siquiera tratas de acercarte a mí y fingir miserias de amor, pero no importa, porque tus fantasmas lo hacen.

Mis ojeras se han vuelto parte de mí junto con la sangre de mis heridas, ya no me molesto de limpiar mis rastros y no lo notas.

El polvo de los muebles cada vez es más grueso, estoy en la miseria y me ha empezado a gustar estar así.

A veces subo a la azotea y siento que puedo volar, las estrellas me lo han dicho y las pastillas lo han asegurado. Me siento tan liviana.

Y puede que en lo fondo de mí deseé que vengas una última vez y seas la que me salve, y me demuestres que tengo un poco de importancia en tu vida.

Pero cuando veo para abajo, sé que no va a ser así, pero tal vez sea lo mejor.

Extiendo un pie, cómo si bailara la mejor pieza de música, el viento se cuela en mi bata y le da un toque a lo sombrío del final.
Las manos hacen movimientos que podrían cautivar a cualquiera y recorro por última vez la orilla, dando una oportunidad de que la razón vuelva.
Pero es que ella ya se ja ido hace tiempo.

Me pongo de espaldas al vacío y las estrellas empiezan a aparecer. Hoy brillan más que nunca.

Las lágrimas no dejan de salir pero es la primera vez que sonrío. Cierro los ojos y puedo escuchar sus susurros.
Por primera vez me siento en paz.

Y me dejo caer, todo parece en cámara lenta.
Escucho un grito antes de que todo se apagara.

¿Al fin te importé?

Sentimientos y muerte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora