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En el hospital de Konoha una madre, quien poco a poco perdía la vida, pedía al líder supremo de la Aldea que protegiera a su hija.
-No tienes que preocuparte, Hanae, cuidaré a esta niña como si fuera mi propia hija, así que puedes irte tranquila de este mundo. --- Tomó a la pequeña niña de ojos café y la acunó en sus brazos.
Gracias, Hokage-sama, ¿podría darle esto a ____ cuando se gradúe de la academia?. --- Sacó un sobre color crema el cual se encontraba bajo la almohada y se lo entregó. --- Por favor.
-Claro, descansa, Hanae.
Y así fue, la joven madre suspiró por última vez para que luego su alma se dirija a un lugar mejor.
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-Lamento no poder cumplir con mi rol de padre, Hokage-sama. --- Habló el ahora líder de clan Hyuga.
-Lo sé, Hiashi, ella ya me lo había informado. --- Tomó un sorbo de su té y prosiguió. --- Es una lástima que las cosas hayan tenido de pasar así.
-Sí. --- besó la frente de su hija y acomodó un mechón de su largo cabello. --- Tercero, vendré a visitarla cuando esté libre. --- Dejó a la bebé en la cuna y tomó su manito. --‐ Por favor, cuide de mi pequeña hasta entonces.
-Por supuesto, después de todo se lo prometí a Hanae.
-Gracias, Hokage-sama.
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Cinco años después.
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Una pequeña niña se encontraba sentada en el columpio del parque mientras observaba a un grupo de niñas que jugaban en el arenero.
Veía con tristeza a las infantas las cuales se divertían entre ellas.
En su mente se preguntaba. ¿Por qué no podia divertirse como los otros niños de su edad? ¿Es qué acaso no se lo merecía?
Pues no, no se lo merece, o eso es lo que dice la gente de la aldea.
Un grito le sacó de sus pensamientos. Volteó y se encontró con una mirada furiosa. Era un niño de ojos verdes y cabello negro tal vez de la misma edad que ella; sin embargo, su mirada reflejaba enojo. Ese niño estaba molesto.
-¿Es que acaso eres sorda?.
-¿Qué?
-Te dije que salgas de ahí. --- La empujó de manera leve con el propósito de que ella cediera. --- Quiero subirme.
-Pero hay varios que están vacíos. --- Dijo la oji-marrón. --- Puedes ir al que está allí.
-¡No, yo quiero este! --- Gritó haciendo que la pequeña se tensara, pero antes de que ella pueda acceder; una mujer se acercaba a paso rápido.