HyunJin continuó yendo a por él después de sus clases y ahora ya nadie se sorprendía al ver al chico apoyado en su moto, esperando a que JeongIn saliera. Al principio el peliplata se negó rotundamente a volver a subir a esa cosa y que lo llevara a otro sitio. Tenía cosas que hacer y no estaba para eso y tampoco quería ver más al alto.
Cuando lo vio el lunes siguiente después de ese viernes –por suerte le había dado tregua durante el fin de semana–, estuvo a punto de ponerse a llorar. JiSung y Felix fueron testigos de ello. Se había acercado a HyunJin y este le había vuelto a sonreír con su típica sonrisa coqueta, pero aquella vez JeongIn puso una mano delante de él, dijo "no" y se fue.
—¡JeongIn! –. Le había llamado.
El peliplata se había dado la vuelta para mirarlo con ese ceño fruncido que ahora parecía reservado solo para él y fulminándolo con la mirada, le gritó:
—¡Déjame en paz! –. Y continuó su camino.
Los siguientes días habían sido una simple copia del primero, pero en cuanto unos murmullos por parte de sus compañeros decían algo como "pobre chico" y le daban miradas cargadas de reproche como si de verdad estuviera haciendo algo malo, JeongIn consideró en aceptar. ¡Incluso Felix le había dicho que tal vez debería darle una oportunidad! ¡Felix, por el amor de Dios!
Así que ese miércoles cuando vio a HyunJin ahí delante, apoyado en su moto, se acercó despacio, sin su ceño fruncido característico en la frente. El alto le sonrió quizás un poco más brillante de lo acostumbrado al ver su expresión y JeongIn pensó que el tipo debería considerar ponerse otro estilo de ropa, porque aquella no combinaba para nada con ese tipo de gestos.
—Hola, JeongIn.
—Hola, HyunJin. –. Se acercó al asiento trasero y le tendió la mano como había hecho la otra vez, esperando por el casco.
El alto lo miró con unos ojos abiertos que contenían tanta sorpresa, que JeongIn tuvo que subirse la bufanda que llevaba al cuello para ocultar la leve sonrisa que cruzó por sus labios.
—¿De verdad te vas a montar?
—¿No era lo que querías? –. HyunJin asintió con vehemencia y JeongIn tuvo que volver a ocultarse detrás de su bufanda roja.
Esta vez HyunJin lo llevó a un sitio diferente. Era una pastelería que tenía un par de mesas donde podías disfrutar de los pasteles, galletas y distintas cosas de pinta deliciosamente dulce que estaban expuestas. JeongIn lo miró con ojos interrogativos y el alto solo se encogió de hombros diciendo un "pensé que te gustaría el dulce".
JeongIn por un momento creyó que había vuelto a espiarlo o algo así, porque era cierto que le gustaban las cosas con azúcar. No obstante, decidió no decir nada al respecto porque sería arruinar el buen ambiente de lo que sea que fuera aquello.
El peliplata miró con ojos hambrientos las diferentes tartas que había en el pequeño menú, teniendo un difícil momento para decidir cuál pedir porque todo se veía muy delicioso a simple vista.
—Coge lo que quieras, pago yo. –. Le dijo HyunJin con una sonrisa.
—¡Perfecto! –. Exclamó JeongIn. —¿Puedo pedir entonces lo más caro? –. Le miró pestañeando múltiples veces.
—¿No vas a decir lo típico de "no hace falta que pagues tú todo"?
—Naah, tú mismo te has ofrecido, así que hay que aprovechar. –. Se rio entre dientes.
—Como tú quieras, JeongInnie.
El peliplata lo miró fijamente y con ojos entrecerrados. HyunJin despegó su vista del menú que también estaba leyendo y lo miró de vuelta.
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Tʀᴏᴜʙʟᴇᴍᴀᴋᴇʀ ➝ [HʏᴜɴIɴ]ᴬᵈᵃᵖ
FanfictionYang JeongIn decidió una noche cambiar de aires y acabó en un bar algo diferente a lo que estaba acostumbrado, y no solo eso, sino que además acabó en la cama con un chico que no conocía para nada y que olía a problemas. Cuán grande es su sorpresa...