2. Racismo

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Danna

10 de enero 2020

Me miró en el espejo una vez más.

No puedo creer que hoy, por fin, después de haberlo pensado toda la noche, lo haré. Necesito verme presentable.

Me arregló algunos mechones de mi cabello crespo con los dedos, antes de salir de mi habitación.

Bajo las escaleras ya lista para irme.

—Oh por Dios Danna, hija. Te ves preciosa— Dice Mamá entusiasmada desde la cocina.

—Gracias Mamá, tampoco es para tanto.

—¿Como que no?, Sandro ven para que veas que hermosa esta Danna.— llama a Papá, el cual entra a la cocina por la puerta trasera.

—Pero mírate.— Exclama con una sonrisa en el rostro haciendo que se marquen pequeñas arrugas a los lados de sus ojos, mientras me mira de pies a cabeza.—Estas preciosa hija.

—Gracias Papá—Respondo devolviendole la sonrisa.

—¿Hay alguna razón en específico para  estar tan bonita, hija?—Dice Mamá un poco curiosa.

—O alguien...— dice Papá mientras busca algo en los gabinetes de la cocina.

—Sandro... Dejala en paz.— Le advierte mamá.

—Lo que pasa es que decidí postularme para la presentación de ballet de los cisnes. Entonces me arreglé así para causar una buena impresión.

—Que bien hija. Me contenta mucho que vayas a postularte para esa obra.
Se cuanto te gusta.

—A mi me parece muy buena idea hija.— Dice Papá entregándome un dinero.— Toma. Para el autobús, se que es tu primer día de clases, y se que te gustaría que te lleve pero el auto decidió averiarse justo hoy. Lo siento hija.— Lo noté por la grasa que traía en sus manos y pantalón.

—Tranquilo Papá, de todos modos me  iba a ir con Magnus.— Digo mientras guardo el dinero en mi mochila.

—Ah bueno perfecto, solo escríbeme cuando llegues.— dice dándome un beso en la frente.

Escucho el sonido que hace la bocina del auto de Magnus.

—Que te vaya bien hija, que tengas un feliz primer día.— Dice Mamá abrazándome.

Eso espero...

—Gracias, los amo.

Salgo de la cocina, abro la puerta principal y veo a Magnus fuera del auto.

Podría decir que se ve mal, pero mentiría. Mi mejor amigo Magnus Brown es alto, tiene puestos unos jeans y una camisa azul oscuro, que hace que resalte con su piel pálida. tiene un espeso cabello negro y unos hermosos ojos azules. Todas las chicas de el instituto se derretirán al verlo.

—¿Ya terminaste de comerme con los ojos?— Dice mostrando su perfecta dentadura.

—Ya quisieras amor mío.

La verdad solo somos amigos, pero el y yo tenemos un juego de que nos tiramos la onda como si fuéramos novios. Todo empezó un día que el estaba despechado y vino a mi casa a emborracharse. Hablamos un rato, luego se quedó dormido sin camisa en mi cuarto, mi Papá entró sin tocar y casi me mata al ver un extraño durmiendo en mi cama.

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