Capítulo 1

654 50 15
                                    

Frank.

En el transcurso del día, nos encontrábamos levantando las faldas de las chicas de mi colegio, debíamos pasar el tiempo, Ernesto les toma fotos a las tangas de las de cada una, tiene una fascinación por ello.

¡Pero quién las manda colocarse algo así para venir a estudiar!, Aunque mejor para nosotros; Ya por poco y no se ponen nada, les gusta que las molesten.

Es el último año que cursamos, había ingresado material nuevo, apetitoso, como si de un vampiro fuera yo, dispuesto a chupar todo lo que me plazca, hasta quedar satisfecho.

Dos deseables mujeres habían ingresado a nuestro curso, Lucas, mi mejor amigo, me mira, sonreímos y de una conectamos...

—¡Ah lo que vamos! —dijimos en medio de nuestros pensamientos, sonrió de medio lado muy suave, nadie se da cuenta, bueno, aparte de las arpías del curso, esas que uno no les presta la atención, pero que ellas piden a gritos que las miremos...

¡Las ilusas piensan y desean que uno esté detrás de ellas! ¡¿Quién no desearía que yo las toque?!.

—Buenas tardes clase, el día de hoy ingresan dos nuevas estudiantes, son transferidas a esta institución, sus nombre son....

Miró hacia la ventana, ya no escucho al profesor, no me interesan quienes son, hablan mucho, no me gusta que hablen mucho; no me percaté que las dos chicas se sientan muy cerca de nosotros, ¿casualidad o destino?, que putas pienso yo, juntarme con Lucas el hippie me hace daño.

Dirijo mi mirada donde está ubicado Ernesto, él bastardo le estaba tocando las nalgas a una de nuestras compañeras de curso, tenía una especie de colectas de cabello castaño, el vergajo le decía algo al oído, ya que se le tiñen de rosa sus mejillas, después me mira con burla, seguido de un guiño con su ojo.

¡Que perro!.

Recién se acaba las primeras horas, por fin dulce libertad, estiró un poco mis huesos, estar sentado por casi tres horas es agotador, ¿no sé qué piensan los estúpidos profesores de nosotros?, abro mis ojos y me incorporó en mi puesto, la chica de ojos verdes me miraba con determinación, me examinaba completamente.

—¿Te gusta lo que ves? —le digo.

—¡Esto!.. Lo siento... Es solo que... —se habían acercado el mismo grupo de arpías fastidiosa, claro que habían escuchado como le hablaban mal de mí, pongo mis ojos en blanco.

—¡¿No tienen nada más que hacer?! —mi voz retumba sus oídos, todas tiemblan, vuelvo a cerrar mis ojos, me importa poco, como me miren o hablen de mi, se pueden ir al mismísimo infierno y nadie se acordaría de ellas.

Veo a Lucas que me hace una señal para salir del aula de clases, por fin, me siento como en una cárcel; nunca he estado en una pero, si veo películas.

Nos dirigimos a la azotea, el deseo de fumar es mucho, Lucas saca unas cervezas de su mochila, por el tiempo que llevamos en clases, estas vainas estaban calientes, pero qué más da, tenía ganas de una.

—Estas putas están buenas ¿No crees Frank? —me habla Lucas, aunque no se si se refiera a las cervezas o a las viejas.

Encojo mis hombros sin dar importancia —Me da igual, todas las morras son iguales.

—Jojo... El gran Frank, hoy amaneció de mal humor —se burla mi amigo

—No es nada nuevo, Lucas —había llegado Ernesto, junto con Hector, ya estábamos completos.

Hector, también es de último año, pero desgraciadamente, en este nuevo año le tocó en otro salón, todos teníamos la misma edad 19 años.

—Hector ¿Trajiste los dulces? —Lucas pregunta sentándose junto a él.

Sigo creyendo en Ti © ®(+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora