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Es de conocimiento general que Hanguang-Jun no consume alcohol. La tolerancia del Segundo Maestro Lan es tan pobre que ofrecerle una copa se considera una provocación. Por eso, siempre que hay una invitación para él, es necesario tener en la mesa un buen té.

No es que él preste mucha atención a ese tipo de cosas, pero cada secta vela por mantener la mejor reputación y en secreto lucha por recibir halagos de quien una vez fuera Su Excelencia. De un acontecimiento así, solo se tiene un registro. Sin embargo, la esperanza de que se repita no merma y donde quiera que va se le ofrece lo mejor de lo mejor.

Para la próxima conferencia de cultivadores en Gusu, Lan Wangji es el elegido como encargado de protocolo. La voz se riega a tal velocidad que los jóvenes no tardan en dar alerta a Wei Wuxian de los comentarios que recorren las calles de Caiyi y que comparten sus compañeros en las cacerías nocturnas. La causa de tal conmoción no es la elección de Lan Wangji, sino su regreso a la vida protocolar. Pocos lo han vuelto a ver desde que renunció a su posición de Cultivador Jefe y se fue a recorrer el mundo con Wei Wuxian. De hecho, muy pocos están al tanto de su regreso a Gusu.

—No pierden el tiempo —refuta Wei Wuxian mientras termina de acomodar sus pertenencias en el Jingshi. El viaje de regreso ha sido largo y el trabajo para la próxima conferencia no puede esperar. Desempacar le ha tomado más de una semana.

Lan Jingyi habla sin parar cuando tiene la oportunidad de estar a solas con Wei Wuxian. Sabe que él no va a reprocharle ni a recordarle las reglas. Puede desahogarse con toda confianza. Terminado el informe, se retira a completar sus tareas y deja a Wei Wuxian tendido boca arriba en el piso, tratando de recuperar el aliento. Organizar demanda más energía que combatir demonios. No tiene dudas.

El sonido de unos pasos muy conocidos trae a Wei Wuxian de vuelta. Lan Wangji regresa en el momento exacto para salvarlo de tener que levantar su trasero del piso.

—Ah... Lan Zhan... mi apuesto Lan Zhan... ¿me alcanzas una jarra de Sonrisa del Emperador?

—Mn.

Lan Wangji desaparece por un momento y luego se acerca con una jarra blanca en su mano derecha. Mientras Lan Wangji coloca la jarra en la mesa y se prepara para servir el vino, Wei Wuxian se levanta y se sienta con las piernas cruzadas, frotando sus manos como un niño feliz esperando su platillo favorito.

Antes de pasarle la copa, Lan Wangji acerca sus labios a los de Wei Wuxian. Es un roce ligero, un saludo después de todo un día sin verlo.

—¿Cómo estuvo tu día? —pregunta Wei Wuxian antes de un primer sorbo—. No pensé que preparar una conferencia fuera tan agotador.

—Pude avanzar mucho. Mañana elegimos la comida y la bebida, así que necesito que vayas a Caiyi conmigo.

—¡Claro que sí! —la sonrisa de Wei Wuxian no se hace esperar. Desde que regresaron a Gusu las ocupaciones los mantiene separados casi todo el tiempo. Pasar un día completo junto a Lan Wangji es lo que más desea. —Te ves tan cansado, Lan Zhan. ¿Quieres un poco de vino?

Lan Wangji asiente y espera que Wei Wuxian se acomode en su regazo. Una vez acomodado en las piernas de Lan Wangji, Wei Wuxian toma un sorbo de vino y lo deja rodar por su garganta con una expresión casi orgásmica. Lan Wangji lo observa maravillado como si fuera la primera vez. La forma en que Wei Wuxian disfruta del vino siempre ha despertado en él una calidez casi abrumadora. Su cabeza inclinada hacia atrás, el brillo en sus labios, sus ojos entrecerrados invitan a Lan Wangji a ser parte del ritual.

La mano derecha de Lan Wangji sostiene el cuello de Wei Wuxian y con ternura lo atrae hasta acortar la distancia entre sus labios. Con su lengua recorre el labio inferior de Wei Wuxian y un "Mn" de aprobación sale de su garganta. Wei Wuxian sonríe, pero no por mucho tiempo. Lan Wangji lo besa con sed, haciendo que los labios de Wei Wuxian se separen, mientras su lengua invade en busca de más licor.

De sus labiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora