Capítulo III

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- MiSuk, espera un poco

- No, no voy a esperar. Tengo que irme Seok Jin

- ¿Qué pasa? ¿Qué te dijeron? – la menor guardó silencio ante esa pregunta - ¿te dijeron algo? ¿Quién fue? Dímelo ya.

- No, no lo haré. Me iré ahora, por favor asegúrate que nadie te vea – la menor se levantó con delicadeza de la mesa donde estaba, sin embargo el mayor la tomó de la muñeca con delicadeza

- Por favor MiSuk – le miró suplicante – no hagamos esto de nuevo, ¿no te das cuenta que nos termina dañando los dos? – ella respiró profundo tomando el puente de su nariz – ¿ves? Otra vez ese gesto que detesto, pareciera que cada que lo haces te contuvieras de decir algo que no quieres que sepa, ya basta, llevamos mucho tiempo en esto ¿Por qué le temes ahora? – la soltó suavemente y empezó a recoger sus cosas molesto – olvídalo. Yo me iré.

- Jin...

- Estoy cansado, no quiero que vayas a mi habitación.

- Jin, amor

- ¿ahora si soy 'Jin amor'? – respondió tajante – siempre que soy yo el que se enoja sacas a relucir tu lado preocupado y me estoy cansando.

- Cuida tus palabras Seok Jin

- ¿Cuáles palabras? ¿acaso estoy diciendo algo que no sea cierto? Tu misma lo sabes, cuando soy yo el que se adelanta a todo te asustas, tanto que te olvidas la razón por la que estás conmigo, y me molesta tu inseguridad ¿cuánto tiempo llevamos en esto? Dame una buena razón para no pensar que todo esto son suposiciones mías y prometo no tocar más el tema – la menor respira hondo mientras busca una buena respuesta pero no la tiene. Sonríe mientras niega con la cabeza.

- Vete ya, Seung te está esperando en el auto – ella termina de tomar sus cosas y se sienta de nuevo esperando a que él avance – fuiste lo suficientemente claro conmigo, no me quieres en tu habitación, vete ya – el enojo se amontonaba en el interior del mayor que no sabía porque ella le estaba haciendo esto – No sigas conteniendo el aire, las venas de tu cuello te delatan y no intentes gritar porque estamos en un sitio público – ella respiró profundo – Te quejas de mi inseguridad, pero tampoco te atreves a decirme que no quieres que sigamos juntos, porque si yo tengo miedo de decirte lo que me está pasando, tu tampoco vas a cortar conmigo. Entonces, ponte los pantalones y si me vas a dejar hazlo ya, pero no me acuses de que solo soy yo la que teme – una risa herida se oye del mayor quién está escribiendo algo en su móvil.

- ¿sabes que? Tienes razón – se tragó el nudo que se le había hecho y esta vez sí lo estaba sintiendo real – dejemos esto hasta acá – ella abrió sus ojos con impresión – estoy cansado de intentar un momento feliz contigo, un momento real, que no sea solo las escapadas y los escondites en viajes y conciertos. No quiero ser Namjoon y Danbi. Te he demostrado lo real que quiero que esto sea y tú solo te mantienes callada, basta, estoy cansado. Y si, tienes razón – respiró hondo – de todas nuestras discusiones siempre tengo miedo de que sea la última. Supongo que ya no tengo que preocuparme más por eso.

- Seok Jin

- Ya, olvídalo MiSuk – finalmente el mayor se dispuso a irse, tomó su abrigo mientras hacia una llamada – quiero cambiar el código de seguridad de mi piso, si, estaré en unos minutos ahí – terminó la llamada y le miró – Cuídate mucho. Adiós.

- Déjame explicarte Jin

- Perdiste la oportunidad, ¿era un inseguro? Estoy haciendo lo único realmente seguro ahora. Nos estamos dañando demasiado.

- No es lo que piensas

- MiSuk, por favor – respiró profundo mientras se ponía una gorra, sus lentes de sol y el tapabocas – me iré ahora – ella solo asintió y él se fue con el alma y el cuerpo descompuesto. Salió de ese restaurante propiedad de su hermano, sin causar mayor impresión su guardaespaldas le espera en el auto – llévame a casa por favor – se acomodó el cinturón de seguridad y se mantuvo callado hasta llegar a casa.

- Seok Jin – uno de sus jefes de seguridad lo recibió en la entrada - ¿quieres cambiar tu clave ahora?

- Ahh eso – negó con la cabeza – primero quiero llamar a mi madre, no pude atenderle mientras venía de camino – él asintió mientras marcaba el número de su madre – eomma – dijo un poco sentido, su madre en el otro lado solo respiró profundo. Él se preocupó - ¿Qué ocurre mamá?

- Halmeoni... – un sollozo se oyó del otro lado – debes venir a casa ahora Jinnie – no pudo contener más las lágrimas.

- Iré en seguida mamá.

-       Iré en seguida mamá

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