La ley de Murphy y nosotros
Cuando te conocí, me enamoré de esa mirada triste, vi en tus ojos bonitos el desastre, ese desastre al cual tú le llamarías "pasado" y no me importó, sabía que mi próxima cicatriz en el alma llevaría tu nombre.
Entonces mándame a la mierda la "Ley de Murphy" ¡ya sabes! Esa que dice; si algo puede salir mal, seguro saldrá mal.
Y me arriesgué , me arriesgué porque alguna vez leí que más vale tener una piel marcada por valiente, que una piel limpia por cobarde, y yo que soy un maldito pirómano no le tengo miedo al peligro, me arriesgue porque tú lo vales, puse mi corazón por delante sin importar que me diera en la madre porque creo que eres una mujer increíble, fui valiente y traté de reconstruir algo que un patán había roto, ése hijo de pu-ta que llegó antes de mí y no supo apreciar la maravillosa persona que eres.
Murphy se equivoco en su ley y esto no salió tan mal, si bien no te quedaste conmigo ni tampoco logré sanar por completo tu corazón, entendí algo estando contigo. Que la vida a veces nos cruza con personas que alegran un poco nuestra vida pero no son para nosotros, sólo nos acompañan un instante en esta vida y se vuelven un bonito recuerdo, y aunque nos duela tenemos que aprender a dejarlas ir.
Cuando ella partió le regalé este consejo; tú, todavía eres una niña para la vida, aún te falta mucho por experimentar y aprender pero eres demasiada mujer para un hombre que no te sabe valorar ni entender. Y jamás nos volvimos a ver.