1• Nuva etapa

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El tiempo cura, el tiempo sana y ayuda...

¿Cuánto tiempo era necesario para alcanzar la felicidad?.

¿Cuánto tiempo podría sentirse feliz sin estar intranquilo?.

–  Mamá –

Parpadeo un par de veces desviando su mirada hacia la vocecilla que escucho.

Sonrió complacido al encontrarse con las dos personas que más atesoraba y amaba.

– Iwa-chan hay que duchar a Seiki-chan –  tomo ahora el al niño – Tiene sus mejillas llenas de salsa, te dije que le dieras de comer – siguió quejándose.

El niño evitaba ver a su madre sabiendo que podía ser regañado.

– Ya no es un bebé Oikawa... –

– Pues por eso mismo no debería de estar tan sucio – 

El alfa rodó sus ojos siguiendo a su esposo hacia el baño suponiendo que insistiría con bañar a su hijo.

– Mamá no quiero bañarme –

Al que Tōru aún veía como un bebé estaba a punto de cumplir sus cinco años de edad, era capaz de hablar sin dificultad a diferencia de algunos de sus compañeros de clase.

– Pues no pregunte – el niño busco ayuda en su padre pero este sólo se encogió de hombros.

No había mucho que Iwaizumi pudiera hacer contra Oikawa.

Si el Omega decía que era lo mejor para el niño el alfa creía firmemente en ello.

El castaño cuidaba muy bien del pequeño, siempre pasaba tiempo con el, ayudaba con sus tareas, lo llevaba a la escuela e incluso a la empresa de Iwaizumi solo para molestarlo.

El niño era la luz de Tōru, lo amaba más que cualquier otro, y de eso estaba seguro Hajime.

Si el castaño tuviera que escoger entre los dos escogería al niño sin dudarlo.

Jamás vio al pequeño como una competencia por el amor de su pareja, le alegraba más el hecho que quisiera más a Seiki que a él.

– Papá –  el niño estaba en la bañera jugando con la espuma.

Oikawa jugaba con un barquito como un niño.

Cuando el Omega jugaba con el niño era capaz de tener la mentalidad de un pequeño.

– Mamá robo mi barco – se quejó el menor, la madre solto a reírse reclamando el barco como suyo ya que él lo había comprado.

Y en esas discusiones de madre e hijo es cuando a Hajime le tocaba que intervenir.

– Oikawa... –

– Es mío – el nombrado no tuvo que esperar a ser regañado, sabía a donde iba todo – Yo lo compre –

– Lo has comprado para Seiki... – insistió agachándose al lado de Tōru – ¿Puedes darselo?, Te comprare otra cosa a ti... –

– ¿Qué cosa?–

– ¿Que te parece un pan de leche?–

El castaño sin dudarlo dejo de jugar con el barco – Trato hecho –

Iwaizumi sonrió cuando logro convencerle con facilidad, el niño tomo el juguete y se dispuso a jugar con la espuma en la bañera.

– Iwa-chan –

– ¿Umm?–

– Gracias –

Aveces Tōru solía decirle aquella palabra, pasaba cuando el castaño se sentía feliz, alegre u emocionado, cada que había aquella emoción en el soltaba aquellas palabras.

Mi OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora