Agujero de gusano

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Los días continuaron lentamente su marcha y Doble D había tomado de confidente y consejera a Nazz quien se mostraba feliz por los sentimientos que le profesaba a su exnovio y ahora mejor amigo. Desgraciadamente, Edd se dio cuenta de que entre más cerca se encontraba la porrista de él, más lejana sentía su relación con Eddy y Ed, como si se hubiesen vuelto unos completos desconocidos debido a que, pese a compartir las mismas clases, ninguno de los tres hacía amago por hablarse, ya ni siquiera se dirigían la mirada y esto incluía al chico que nada tenía que ver con lo sucedido: Ed, a quien, por cierto, en los últimos días solo se le podía ver molesto.

Al notar este cambio en su vida se dio cuenta de que por mucho que la rubia tratara de animarlo, admitía que no podía evitar sentirse solo. Le resultaba extraño cómo en pocos meses su vida cambió tan drásticamente y no solo por el hecho de que ahora se llevaba mejor con los dos chicos más populares de la preparatoria o que su rechazado grupo de amigos se había disuelto. Aunado a eso, finalmente se armó de valor para aceptar su sexualidad y como cereza del pastel... quizás había hecho el descubrimiento más grande en la historia de la física encontrando la manera de moverse por la dimensión temporal, todo esto sin poder compartirlo con las dos personas que creía más importantes en su vida.

Así era... jamás imaginó que el sueño abrupto con el que despertara aquel sábado a medio día se fuese hacer realidad en algún momento, más le resultaba una loca fantasía, de esas que habían impulsado tantas historias de ciencia ficción, que una realidad por mucho que tuviera el montón de legajos de hojas con anotaciones de pruebas y errores o una enorme cantidad de archivos creados en su computadora que mostraban una línea de tiempo con los avances de su proyecto.

Al final, el resultado de todas esas horas invertidas culminaba en miles de terabytes de información cuya versión altamente resumida se encontraba alojada en un par de nano cerebros (porque solo medían la mitad de tamaño de una tarjeta SD) que había creado él mismo para las máquinas del tiempo. Lo interesante de todo esto era que no se trataba exactamente de más de un artefacto del tiempo, lo que sucedía era que el aparato se dividía en dos dispositivos independientes en sus datos, pero que necesitaban vincularse para funcionar. Las razones de esto eran sencillas.

La primera era por seguridad, todavía no descubría al ladrón que había viajado de regreso a su tiempo, por lo que no repetiría su error de facilitar las cosas para alguien más. Mientras que la segunda, se trataba más de algo aprendido, es decir, vivir en la era de la revolución digital le dejó claro que los dispositivos ergonómicos, discretos y fáciles de transportar eran mucho más prácticos que convertir su cochera en blanco de las agencias de seguridad del país por levantar sospechas debido a distorsiones en la radiación o la gravedad.

Y así, con aquel misterio resuelto, los días continuaron su marcha hasta que el primer semestre escolar de su último año en preparatoria llegó a su fin, dando comienzo a las vacaciones de invierno.

Aquella despedida al salir de clases le supo amarga ya que era la primera vez que quizá no pasaría la navidad con sus amigos, vaya... ni siquiera salió corriendo con ellos como cada inicio de periodo vacacional. Esto le hizo replantearse en dar su brazo a torcer con Eddy, tal vez de ese modo podría tener de vuelta a sus queridos amigos, pues si había algo que nunca negaba, era que esos dos chicos lo eran todo para él. Ganas no le faltaban de pedirles perdón a ambos e invitarlos a la más grande odisea en la que pronto se embarcaría, sin embargo, admitía que prefería no tenerlos cerca de ella, después de todo y con las aisladas visiones que tenía sobre su futuro, en el fondo creía que ese viaje no solo sería para rescatar al chico de sus sueños, sino que también sería como una especie de autodescubrimiento.

Si debía ser franco, admitía sentirse culpable por tener miedo de hablar, es que, ¿qué les diría a sus amigos? No era que pudiera llegar y decirles "hey, creé una máquina del tiempo para salvar a Kevin de algunos sueños trágicos que tuve de él hace unos meses, ¿quieren acompañarnos al futuro?" Ni él mismo creería tal cosa si alguien se lo dijera... bueno, tal vez Ed sí lo haría incluso si no le mostraba pruebas de nada, pero también estaba la otra cosa: los celos que le profesaba su mejor amigo al pelirrojo.

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⏰ Última actualización: Sep 27 ⏰

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