intensidad del sol

16 0 0
                                    

En estos meses separadas me dí cuenta de muchísimas cosas y una de ellas es que nuestra separación era inevitable. Podríamos haberlo solucionado, podríamos haberlo intentado, pero no funcionaría, al final el resultado sería el mismo. Y es que, no era que no nos amaramos, era que ambos estábamos demasiados rotos por dentro. Tú tenías problemas internos sobre lo que querías ser, tu futuro era un constante recordatorio de que no estabas haciendo lo que realmente deseabas y tú corazón estaba roto. Y yo tenía bastantes problemas de ansiedad y el dolor de una familia disfuncional de la cual me adueñe de los problemas de mis padres, así como los económicos y sentimentales de cada uno de los miembros de mi familia. Quizá estábamos tan hundidas en querer sanarnos mutuamente que terminamos cansadas y sin un camino qué seguir. Siempre me sentí bastante orgullosa de ti, mi gran amor, mí pequeña mujer.Yo lo sabía, e intenté ayudar, intenté hacerlo, de verdad, pero hoy en día comprendo que esas heridas las tiene que sanar uno mismo. Y mientras trataba de sanarte a ti, yo me hundía en algo que no parecía tener flote, ni salvavidas, ni salida.

Nuestra relación nunca fue perfecta, tuvimos muchísimos errores pero sé que el amor que se generó fue sincero, leal, honesto, único. Y al menos para mí, fue aquel que sólo se te concede una vez en la vida. Nunca fuiste mi primer amor, pero si fuiste aquél que más amé, aquel que me rompió esquemas por el que me aventé sin miedo. Mi primer amor fue ingenuo, una ilusión, pero tu fuiste aquel amor que hizo irrelevante a los demás, aquel que definitivamente recordaré toda mi vida entera. Tú, siempre serás diferente, siempre serás única ante mi corazón.

Mi alma fue totalmente transparente al estar a tu lado y creo que por esa razón nunca podré amar a otra persona como lo hice contigo. Y yo sé que de igual forma, nadie te ha conocido como yo. Nadie te ha visto en aquel estado vulnerable, nadie te ha visto llorar como yo, nadie te ha visto recién despierta y feliz porque se quedó a dormir a lado de una persona que sabía que le amaba. Yo sé que nadie de con quien hayas estado anteriormente te va a conocer como yo, ni te querrá aún en tu estado más triste o furiosa. Y es que, yo no me enamoré de tu carita linda, no me enamoré de lo que tenías, ni de tú forma de socializar. Yo me enamoré de tus celos tímidos, de tus enojos cuando no te salían las cosas como las planeabas, de tus ojitos  y de tu lado cariñoso . Yo me enamoré de la parte más sincera y real.

Verdaderamente, creí que duraría una vida entera, creí que seríamos de aquellas parejas que se quedan años juntos y le cuentan a sus hijos y sus nietos sus pequeñas travesías o las mentiras que les decíamos a nuestros padres para pasar más tiempo juntos o intentar nuevas cosas.

¿Recuerdas cuando hablábamos del presente? ¿Cuando ya decíamos "El día que tengamos hijos, tú serás la mamá que los deje hacer de todo y yo les prohibiré todo y entonces pelearemos"? Vaya, cómo cambian las cosas en cuestión de días, meses.

Estoy agradecida enormemente contigo por permitirme conocerte, por dejarme entrar a tu hogar y dejarme conocer a  tú familia.

También estoy agradecida porque me enseñaste el valor de la vida, me enseñaste a sobrevivir ante las críticas sociales y me ayudaste en mis pequeñas crisis . ¿Puedo contarte un secreto? Es decir, sé que no leerás esto, pero ojalá el destino te haga llegar esta carta para que la sientas en el alma. Mi secreto es que, cada vez que entro en una pequeña tristeza, en aquellas ganas de cortarme o de querer morir, me acuerdo de ti. Me acuerdo en cómo me tenías abrazada los sábados por la tarde eran mis días favoritos.Y te lo agradezco.

Y por esos motivos, creo que es momento de soltarte. Me dije a mí misma que te esperaría, pero no puedo seguir esperando a una persona que se fue hace muchísimo tiempo.

Te lloré, te suplique, te pedí e incluso rogué por ti, por que te quedaras y por tu amor y no funcionó. Es hora de irme. Y eso no significa que dejaré de amarte, YO TODA MI VIDA te amaré y te llevaré en mi corazón, pero ya no puedo llevarte en mi mente. Necesito soltarte por mí propio bien.

Mi última carta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora