Capítulo Tres

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¡Hola! Espero que les guste el capítulo, mil disculpas por la demora:( <3

¿Por qué siempre que siento los zumbidos él aparece? Um, ¿Coincidencia? Si, debe ser. Es decir, siempre he sentido los zumbidos así que esto es una coincidencia.

Dudé unos segundos antes de mirar a mi lado y preguntar a Chelsey. — Hey... ¿No viste a ese chico en ninguna de tus clases? — Seguí mirando a su lado en un intento de disimular, al menos si Chelsey iba a buscar con la vista como loca, yo no estaría mirando allí. Aunque bueno, con Chelsey ya era bastante no-disimulado.

— ¿Cuál? ¿Dónde? — Como si buscara aire, comenzó a mirar a todos lados. Yo no sabía si reír o suspirar.

Volví a mirar. Caminaba hacia mi entrecerrando un poco sus ojos. — El que viene caminando hacia nosotras... — Volví a romper el contacto visual para que Chelsey mirara.

— Pero agh, no sé a quién te refieres — Chelsey hacía un puchero mientras miraba frente a nosotras. Cuando volví a mirar, él ya no estaba.

— Nadie, olvídalo.

Justo cuando íbamos a comenzar a caminar nuevamente, alguien me tomó de los hombros. Era Steve.

— Hola — Chelsey y yo lo saludamos.

— Hola — nos devolvió con una sonrisa. — ¿Ya se van? 

— Si, lo de siempre. ¿Vienes? — Chelsey le ofreció con un gesto de su cabeza, a lo que Steve respondió con una sonrisa para ambas y seguimos nuestro camino por el estacionamiento hasta mi auto.

Esta era una rutina, todos los días de la semana instituto. Descansos entre las clases con Chelsey, Steve y algunos otros amigos. Almuerzo, útlima clase y luego caminábamos al estacionamiento mientras planeábamos qué hacer a continuación, lo que casi siempre era estudiar si alguno tenía examen -en mi casa, Jess siempre prefería que tuviera la casa llena pero que estuviera a salvo... si, sobreprotección- o ver películas con varios potes de helado frente a nosotros. Que era exactamente lo que haríamos ese día.

Al llegar a casa, me encontré con una nota de Jess diciendo que había salido un rato por trabajo, avisándome que había helado en la nevera. Ella es adivina. Y la mejor tía de todas.

— Entonces — me dirigí hacia mis amigos mientras abría la nevera y ellos se acomodaban en la sala de estar. — Jess nos dejó algo maravilloso — reí mientras sacaba tres potes de diferentes sabores de helado del congelador. —  Sabor chocolate para Chelsey — dije mientras me dirigía donde mi amiga que se daba la vuelta con entusiasmo gritando "helado". —  Piña para Steve.

— Iré por las cucharas — Steve se dirigió a la cocina.

— Y... ¡Frambuesa para mi! — dije levantando el pote de helado con ambas manos en clara señal de felicidad. Jess si sabía como hacerme feliz, y definitivamente conocía mis gustos -y el de mis amigos, aunque claro, hemos crecido juntos, por lo que no es raro-.

— ¿Qué película veremos? — preguntó Chelsey mientras pasaba su lengua por la tapa del pote de helado.

— Cualquiera con tal de no tener que seguir viendo eso — le respondí con una mueca. Ambas reímos.

— ¿Podemos, aunque sea una vez, ver una de terror?

— No lo creo — Steve se apresuró a responder mientras llegaba de la cocina con cucharas. Chelsey lo miró con un puchero. — Ya sabes que dice Jess.

— Ya sabes que Jess no está — Chels movió sus cejas sugestivamente.

— Yo, um, no sé, Jess. — Sabía que el hecho de que Jess no me dejara ver películas de terror era una exageración, pero además de eso, tenía unas cuantas propias razones para no querer verlas. Ya me bastaba con mis propios misterios -y sustos- como para ver algo paranormal extra.

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⏰ Última actualización: Feb 08, 2015 ⏰

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