Prólogo

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La tarde estaba cayendo rápidamente en Japón, y con las últimas luces del sol se pudo apreciar claramente como cuatro estrellas fugaces recorrían el cielo que comenzaba a pasar de una agradable tarde a una dulce noche estrellada.

Mientras que las amigas, y no tan amigas, que habían conocido a esas bonitas estrellas fugaces seguían con la mirada el recorrido que las estrellas hacían en su regreso a casa, hasta que se perdieron en el horizonte.

Tras la despedida de las Sailor Starlights en la azotea de la preparatoria, todos los jóvenes presentes allí se dividieron y cada uno tomo un rumbo.

Serena y Darien decidieron ir a un mirador para tener una conversación necesaria. Pues debido a todos los meses de separación previa, aunque ahora era obvio que no era responsabilidad de ninguno de los dos, era necesario conversar sobre lo sucedido.

Pero, aunque Serena en su cabeza viera escenas de ese futuro ya anunciado, mientras conversaba con Darien, en su corazón había también unas pulsaciones que indicaban algo totalmente distinto. Algo que hasta el momento ella no conocía, o al menos se había obligado a ignorar.

Su corazón latía con tristeza por unos amigos, que acababan de irse.

" ¡Sí, nosotros siempre seremos buenos amigos! "

Su respuesta en la azotea y las risas de sus amigas, así como de las propias Starlights, inundo su mente por un momento, y su corazón palpito, trayendo un pensamiento más a su mente.

"¿Amigos únicamente, cierto? "

Ese último pensamiento, no vino solo, pues le recordó a sus amigos en sus últimos momentos en la Tierra, pero también le recordó como los chicos habían brillado en los escenarios como Three Lights, así como pequeños recuerdos aleatorios sobre como ella no había sabido quién eran antes de que llegaran al colegio por primera vez. Y se sintió un poco culpable de estar pensando en ellos, bueno ellas, cuando aún estaba agarrada al brazo de Darien, después de tener una conversación tan importante para ellos debido al tiempo de separación.

- ¿Te encuentras bien, princesa? - cuestionó Darien. Intrigado por la mirada de su novia hacia el cielo estrellado, y hacia la luna que iluminaba la noche con su presencia.

"¿En qué piensas, Serena? ¿Será que piensas en ellas? "

La mirada de Darien reveló, parte de sus pensamientos, pero Serena no estaba mirando hacia su novio, así que se perdió la mirada de preocupación que éste le había dado por unos segundos.

- Si, Darien, me encuentro bien. ¿Te importaría acompañarme a mi casa, por favor? - respondió Serena, aunque su mirada reflejaba un poco de angustia que no pasó desapercibida por parte del muchacho a su lado.

"Por qué pienso en esto justo ahora, cuando debería ser feliz por tener a mi pareja de regreso..."

Serena se sentía completamente confundida, pues sinceramente, no entendía por qué sentía esa angustia justo en ese momento. Se suponía que tenía todo lo que siempre había deseado.

- Claro, princesa. Vámonos. - respondió Darien, aunque las dudas eran obvias en su voz, así como en su mirada. Pero no se atrevió a interrogar a su novia, no lo consideraba ni adecuado ni correcto.

"No sé por qué creo, que no todo está bien, pero ella es demasiado buena para decirme algo que pueda hacerme daño o preocuparme... Tal vez, debería decirle que no debe ocultar su dolor... Yo sé que despedirse de unos amigos, aunque me tenga de regreso tiene que ser duro. "

Pero a pesar de no ser una persona que muestra sus sentimientos o sus preocupaciones fácilmente, consideró que la situación era importante así que hizo un pequeño intento de acercarse a su novia, emocionalmente hablando.

Duda del CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora