El olor a alcohol era extremadamente fuerte. Sus ojos escocían, delgadas lágrimas rodeaban sus mejillas. Había algo más en el ambiente, algo que su joven olfato no alcanzaba a distinguir. Con dificultad se enderezó, ahí en el en el suelo donde el aterrador hombre la había amarrado. Donde a pesar de todas las advertencias de su madre terminó, al igual que muchas antes que ella.
No recordaba mucho, solo una sombra en el parque, y aquel extraño colocando un pañuelo en su rostro antes de que pudiera gritar. Ahí a plena vista, nadie hizo nada. La indiferencia mata al igual que los monstruos. A las horas despertó en ese sótano. Un lugar mugriento, donde las paredes absorbían el dolor y los gritos, consumidos en la negrura que la rodea.
Amarrada a la delgada columna, se veía más frágil y joven que nunca, con su pijama rosa de unicornio, su piel blanca como porcelana, ojos verdes azulados como un mar agitado, sus cabellos naranjas, aquellos, mismos que la volvieron su elección. Un color poco común, único, eso que estuvo buscando por mucho tiempo y el destino al fin le sonrió con ella. Tan joven, tan pura, tan limpia, tan bella. Imposible resistirse. Se acercó un poco más, la posición de la luz evitaba que ella viera su rostro, pero él la veía a la perfección. Provocadora como siempre. Ese color de cabello lo había llamado desde un inicio, al igual que aquella falda corta con la que jugaba en el parque, una invitación, eso es lo fue, una invitación para él. Pudo sentir el grito ahogado que se quebró en su garganta y no pudo evitar sonreír.
Dándose vuelta con la calma que lo caracterizaba, la misma calma y paciencia había hecho que pudiera gozar de sus placeres por años sin que la policía interfiera. Agarró un frasco de la enorme mesa de madera y un cuchillo largo y afilado. Giró hacia ella dando pasos lentos en el piso húmedo, dejando huellas de su andar. Los ojos de la niña estaban fijos en la mano que empuñaba la enorme hoja, pensando en que este no podía ser el fin, nunca besará a un chico, nunca usará tacones, ni se irá de fiestas. Nunca acabará quinto año de primaria, ni le ganará a Billy en ajedrez. Nunca más verá a sus padres, ni su hermana. Nunca más será solo Emma. "No te acerques a extraños" "No uses ropa reveladora" "No juegues sola" "Mantente callada" "No llames la atención" "Es muy peligroso nacer mujer, Emma" Las advertencias de su madre cada día. ¡Oh, madre! "solo me convertirá en un recuerdo, en la añoranza de lo que pude ser"
La cuchilla bajó y ella cerró los ojos esperando sentir el dolor, pero nada pasó. Los abrió, con la garganta seca y ve que el hombre cortaba sus ataduras. Un pinchazo de esperanza se abrió paso en su pecho. ¿la iba a dejar ir? Sus ataduras cayeron y ella pudo mover sus brazos. Pudo ponerse en pie. El hombre la levantó, agarrándola fuertemente por un brazo. La arrastró hasta llegar a una puerta en el fondo de la habitación. percibió que algo que no andaba bien, pero decide igual quedarse quieta. La mano del hombre se extendió y girando el pomo abrió la puerta.
La luz maltrató un poco sus ojos, así que los cubrió con una mano. Cuando se fueron ajustando, fue la sorpresa la que la golpeó, paralizándola al principio sin saber bien qué era lo que sus ojos veían; muñecas. Muñecas del tamaño de ella, todas vestidas como princesas. No, no eran muñecas. Cuando el entendimiento llegó a ella, justo con los recuerdos de los anuncios de niñas perdidas, un escalofrío corrió por su cuerpo, se retorció y luchó, moviéndose con fuerza hasta que logró zafarse del agarre del hombre. Gritando corrió al otro extremo de la habitación, las escaleras no estaban lejos, podía sentir los pasos tranquilos del hombre detrás. Estaba a escasos centímetros de la salida cuando su pie tropezó torpemente con un ladrillo, sintió la presencia y todo quedó negro.
Vestida ahora con un hermoso vestido color verde esmeralda que contrasta a la perfección con su cabello, acompaña en el cuarto a las otras "muñecas" niñas como ellas que una noche, tarde o día desaparecieron, sin rastros ni huellas, muchas veces a la vista de todos, convirtiéndose en adornos de carne y hueso en la casa de un desconocido.
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Miradas Oscuras: Relatos cortos #HUTT
HorrorRecopilación de relatos cortos de terror y fantasía.