El campo verde se abría inmenso en las colinas de las tierras altas. La isla de Skye brindaba siempre los mejores paisajes, y ese día con el cielo un poco nublado y la lluvia por caer en cualquier momento no era la excepción. Pero Evanna no estaba ahí para admirar el paisaje, ni disfrutar de la pureza del viento.No, Evanna quería llevar a cabo un intercambio.
Hace poco dio a luz a un hermoso bebé, una criatura de piel blanca y cabellos rojos. La felicidad era infinita hasta que al pasar dos semanas el niño comenzó a enfermar. "Las hadas lo cambiaron" " Se llevaron al niño sano y dejaron a este enfermo". Eran los rumores que la gente comentaba, el niño se había vuelto el tema principal en la pequeña aldea de Evanna. Por la debilidad el bebé perdió su cabellera cobriza, reforzando aún más las creencias de la gente. Era un relato muy común, "Cuando un hada tiene un hijo enfermo, lo cambia por un humano saludable".
"Deberás dejarlo en el craobh-síthe, árbol más apartado, ahí Seelie, la reina, lo encontrará y te devolverá al tuyo" Le había dicho su abuela, mientras envolvía a la criatura con un manto. Evanna no lo dudó, Corrió con el niño en brazos, la lluvia ya había empezado a caer, sus cabellos color fuego se empaparon con rapidez, al igual que sus ropas. El pequeño lloraba débilmente, presionado en su pecho, "Solo un poco, más, solo un poco más" Se repetía con afán. Ya se alcanzaba a ver la cima del enorme árbol. Solitario y majestuoso. Apresuró sus pasos hasta él. El árbol, tenía un enorme agujero en su tronco, rodeado por flores que no crecían en ningún otro lugar, extrañas, salvajes, rojas , anaranjadas y azules. Una manta vieja y desgastada reposaba en él agujero. "Otro intercambio", pensó Evanna. Eso le dio ánimos para colocar ahí al bebé que no dejaba de llorar.
La mujer cayó de rodillas y juntó las manos en una plegaria con el rostro elevado al cielo, las gotas caían en su frente y resbalaban por sus mejillas, sus labios comenzaban a verse morados a causa del frío.
—¿A quién le rezas mujer, a tus dios o al nuestro?
Murmuró una voz detrás de ella, suave y melodiosa, como una canción antigua. Evanna se dio vuelta y ahí de pie, vestida con un traje de hojas, desde la más verde a las naranjas del otoño, estaba la mujer más hermosa que ella haya visto jamás. Con cabellos negros como la noche y piel blanca como porcelana, ojos de un color inexplicable, llevaba sus orejas levemente puntiagudas . Un ornamento extraño adornaba su cabeza, y en su mano agarrado firmemente un báculo de madera. Evanna la miró llena de temor y esperanza inclinándose ligeramente a ella, habló casi en un susurro. "¿Has venido a devolverme a mi hijo?"
—Ustedes humanos ignorantes, nosotros no cambiamos bebés, nunca lo hemos hecho. Ese que estás dejando morir ahí es tu hijo enfermo— Sentenció la mujer inclinándose hasta el árbol y agarrando a la criatura, quien inmediatamente suspendió su llanto —. Pero cómo lo has traído hasta aquí, ahora será mío, no mereces ser la madre de nadie si abandonas a un bebé llorando bajo la lluvia.
—¡No por favor! —gritó Evanna desesperada
—Por maltratar a un inocente, tendrás tu castigo, igual que todas las anteriores.
La mujer inclinó el báculo y de él hermosas chispas naranja flotaron hasta Evanna, envolviendo su cuerpo y transformándolo en una bella flor.
—Ahora estarás siempre presente en el lugar donde quisiste abandonar a tu hijo
Diciendo esto la mujer desapareció en un halo de chispas, llevando al bebé consigo, la lluvia cesó, ya los pies del enorme árbol, una nueva flor naranja se mecía con la brisa, danzando en una melodía eterna de tristeza y abandono.
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Miradas Oscuras: Relatos cortos #HUTT
KorkuRecopilación de relatos cortos de terror y fantasía.