Un amor sin recuerdos »larry s.

Parte [2]

Si estás leyendo esto es porque hay segunda parte, sí, ¡ujú! aprovecho este espacio para aclarar que no es un final alternativo, es oficialmente la segunda parte. Ya no es un OS sino un TS.

Antes que nada quería agradecer a la primera persona que votó y leyó mi historia que es quien va dedicada esta parte.

Besos a todos aquellos que comentaron y votaron, también a las escasas personas que me hablan por inbox, los amo. Ahora los dejo de fastidiar y los dejo leer.

Narra Harry

El amor te destruye, el amor es estúpido, es la cosa más estúpida que pueda existir en el mundo ¡ES REPUGNANTE! Ya me habían roto el corazón una vez y creí que moriría, no estaba dispuesto a soportarlo de nuevo. Había sentido mi alma depender de un hilo, había llorado hasta que perdí la conciencia, sufrí y sufrí y los día comenzaron a carecer de sentido para mí.

Los días volaban como pájaros que migran, sin darme cuenta amanecía y de esa misma manera la noche llegaba, el insomnio había sido con algo que había aprendido a lidiar, pasar altas horas de la madrugada pensando en cosas sin sentido tratando de evitar el dolor que por dentro me carcomía.

Dicen que el primer amor nunca se olvida y tienen razón, pero el segundo es el peor, es el más destructivo, el más toxico, te envenena y se mete dentro de tu piel hasta hacerte sentir tan vacío. Es algo nocivo de lo que es imposible recuperarte, o al menos para mí lo era.

Aquella persona, esa a la que consideré el amor de mi vida, quien me ayudó y me dio la motivación para salir de ese círculo vicioso en el que me encontraba, esa persona no era lo que mi mente y mi corazón me querían hacer creer. Mi alma lloraba, lloraba cada segundo que pasaba, estaba agonizando, la vida no tenía el valor ni el significado digno que yo le daba hace algunos días, era pura mierda, mierda y más mierda.

¿Cómo podría alguien que me ama hacerme esto? ¡Sencillo! No me amaba, y el hecho de saberlo en vez de reconfortarme me hería, era una daga directa al corazón pero diez veces peor, era como si en esa daga se concentraran todos los corazones rotos, todos los llantos, todos los sufrimientos, todo el dolor que alguna vez sentí y los incrementaran en una potencia de la que ni siquiera tenía número.

Ya no podía seguir viviendo, no quería existir, quería que mi obsoleta presencia cobrara algún significado pero no era así. Sólo esperaba pacientemente los días de mi muerte como si el destino, la vida y Dios fueran tan buenos para concederme ese favor.

Quería desintegrarme y más que eso, quería desintegrar lenta y desnaturalizadamente mis sentimientos, quería no volver a sentir dolor. La alegría ya no entraba entre mi listas de prioridades ¿Cómo se puede sentir felicidad sin un corazón? no existía forma de que yo volviese a hacer feliz, al menos no sin mi corazón, y este se encontraba lastimado, roto y esperando dar su último suspiro. La única persona capaz de darme una pequeña luz de esperanza, de decir que todo estaría bien y de reconstruir aquello a lo que alguna vez llamé corazón, me había abandonado, esa misma persona que tenía el poder absoluto de reconstruirme era aquella que me había lastimado tanto hasta dejar de mis sentimientos un hueco vació, deforme y vacío. Y por y para mi desgracia esa persona tenía un nombre: Louis Tomlinson.

Me encontraba nuevamente sentado frente al ordenador, tecleaba cosas sinsentido con el fin de distraerme y despejar mi mente. Era extraño que yo, que tenía el "don" de olvidar todos aquellos recuerdos no me sirviera en esta ocasión. Mi mente funcionaba "perfectamente" seguía borrando todo almacenamiento al anochecer para amanecer con el disco nuevo y fresco como cada mañana, sin embargo, hay algo que está fuera de la mente; el amor.