Primavera era cálida y llena de flores, como las mejillas de Minghao, mejillas que al sonreír mostraban dulces flores. Soonyoung creía que Minghao tenía en su rostro el más hermoso jardín de lilas, y eran lilas, por el maravilloso color suave de sus pétalos, como el de las mejillas de Minghao cuando se le declaró.

Soonyoung veía desde el porche de su casa a Minghao tocar la guitarra en la terraza de su cuarto. Se mantenía con el cuello alzado mientras lo observaba tocando cada cuerda como si fuese un bebé recién nacido que hay que tratar con cuidado y suavidad, tenía una leve sonrisa en sus labios y murmuraba cortas maldiciones cuando se equivocaba en lo que escribía en su cuaderno pentagramado.

Soonyoung no sonreía mientras lo contemplaba desde su lugar en el suelo y sus ojos se mantenían en dos pequeñas líneas.

—¡Soonyoung-ssi! —Gritó Minghao desde su terraza—. Necesito mi brea.²

Y Soonyoung asintió entendiéndolo por completo.

El árbol en la acera de la casa de Minghao se mecía con la fresca brisa de la tarde, junto al compás de un Soonyoung que bailaba con movimientos ágiles y expertos la canción de Minghao, mientras cerraba su casa.

La vecina, la señora Lee, regaba sus plantas mientras oía a Minghao tocar y cantar. Tan amargado y refunfuñón, como el cactus molesto, no como una lila, como había oído decir al chico de mejillas raras. La señora Lee tenía un buen criterio de ese cactus refunfuñón, amargado y amable; y tenía un mal criterio del de mejillas raras tan gritón, alegre y grosero. La señora Lee tenía un buen criterio del dúo que siempre la ayudaba en sus compras y le contaban sus problemas de parejas, aunque ella hubiese dicho mil veces que odiaba a los maricones, la señora Lee siempre estuvo con ellos sin importar el qué.

Soonyoung pasó sonriéndole con alegría a la anciana, ofreciéndole un beso y un corazón hecho con sus dedos pulgar e índice.

La casa de Minghao estaba abierta y Soonyoung pasó sin siquiera avisar, saludó a su suegra que veía un dorama en la sala y se dirigió al segundo piso, a la habitación de Minghao. De nuevo, entró sin avisar y se recostó sobre la cama de Minghao, ahí tenía una completa vista a la terraza donde su novio tocaba la guitarra y cantaba despacio y delicado, con los ojos cerrados y su voz saliendo sin ningún esfuerzo.

La guitarra marrón con varias raspaduras fue su primera guitarra, una que le costó tanto conseguir, con un buen comportamiento solo tomado para lograr su objetivo. Nadie tenía el privilegio de tocarla, nadie podía tocar su ser más preciado, a excepción del chico de sonrisa brillante.

Soonyoung se levantó de la cama cuando terminó la canción y se sentó a su lado, alejando la guitarra de sus manos y empezando a tocar un par de acordes que Minghao de inmediato siguió con su voz emocionada.

Soonyoung no solía ser muy fan de la música, pero por Minghao había aprendido como leer y escribir el lenguaje con el que mejor se expresaba.

“Estoy impresionado cada vez que te veo, no soy así normalmente.”

Cantó Minghao un simple día de años atrás cuando vio a Soonyoung pasar por su acera, dispuesto a regresar a su casa.

Años después Soonyoung le pagaría creando una coreografía completa a la eufórica canción.

•••

². La brea es el resíduo sólido obtenido por destilación de la resina extraída de los árboles resinosos y especialmente de los pinos por la operación. La brea es indispensable para el arco y cuerda de instrumentos clásicos tales como: el violín, cello, viola y contrabajo; si se procura tocar con arco sin aplicar brea, es muy probable que el instrumento no emita ningún sonido, o si lo hace, sonará horrible.

La brea es tan indispensable para el arco, como lo es Soonyoung para Minghao y viceversa.

De estrellas, flores e infinidades,,, haosoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora