"El atardecer es un suceso mágico. Cada tarde de verano, me sentaba en la orilla de la playa y esperaba a la caída del sol. Esos maravillosos colores, imposibles de congelar en un cuadro, son únicos. Pero lo mejor de todo es el final, ¿te has fijado alguna vez? Cuándo el sol ya ha sido casi completamente comido por el mar, se ve un destello verde, dura segundos, pero no tiene comparación. Echo de menos esos atardeceres. Desde aquí, veo el crepúsculo. También es bonito, pero no mágico. La mezcla de los rayos del sol entre los edificios con los tonos del cielo, son preciosos; un rayo verde en el momento del ocaso total, es...
Echo de menos la jaula azul. Aquí hay ríos, me fascinan. Soy la única persona que se sienta al borde y se queda horas mirándolo, oyéndolo y oliéndolo. Me parece raro. Una masa de agua no salada que separa un terreno en dos. Muchos poetas lo utilizan como metáfora de la vida, una vida finita y corta.
Anoche soñé contigo. Echo de menos verte. Siempre formarás parte de mi pasado, al igual que de mi presente. No te puedo olvidar.
Te quiero,
Lauren."
El fin de semana pasó rápido, y cuando nos quisimos dar cuenta, estábamos a lunes, terminando de desempaquetar las cosas. Acabamos sobre las 7, y de lo cansada de que estaba me fui directamente a mi cuarto. Mañana empezaba el instituto. Habíamos aprovechado las vacaciones de Navidad para hacer el cambio; después de partir el año nos habíamos venido, y por el coste del traslado no había regalos este año.
Un sonido repetitivo me despertó. Me había dejado dormir con la ropa puesta, y ahora estaba sudada y hecha un trapo. Miré la hora y corrí a la ducha. Tardaba 15 minutos en llegar, y sólo me quedaba media hora. Mis padres aún no se habían levantado, así que sin ruido desayuné y me fui a clase. Al llegar, busqué la secretaría y pregunté por mi horario y la ubicación de mi clase. A medida que me acercaba, se fue apoderando de mi el miedo. Tres discretos golpes en la puerta...
-¡Adelante! -abrí la puerta y entré -Buenos días -me saludo un hombre, quien intuí, debía ser el profesor -Me imagino que serás la nueva, ¿nombre?
-Buenos días, Alicia.
-Bienvenida al centro Alicia, coge asiento y espero que el resto del curso seas más puntual -asentí con la cabeza y miré a la clase.Habría unos 20 alumnos, 40 ojos pendientes de mis movimientos. Me senté al fondo, sola, y abrí la libreta dispuesta a coger a puentes. Las horas pasaron lentas y tortuosas, hasta que por fin sonó la campaña que anunciaba el recreo. Todos se levantaron al unísono y yo los imité.
-¡Hola! -me habló una chica mientras recogía mis cosas -¡Soy Hanna! ¡Encantada! -dijo con una amable sonrisa.
-Hola... Alicia, encantada - le dije con una tímida.
-¿De dónde eres?
-De Tenerife... ¿Por qué?
-¡Sabía que venías de fuera! Ven, te enseño el insti.Hanna era una chica muy simpática, compartíamos edad y estatura, pero ella era un palillo. Tenía el pelo negro y ondulado, la tez clara y los ojos verdes claro. Me enseño el centro, que básicamente se resume en pasillos y clases. Salimos al patio y aceleró el paso, intenté seguirla pero me perdí, hasta que la encontré a la sombra de un árbol con dos chicas y un chico.
-¡Alis! ¿Dónde estabas? -me preguntó Hanna al llegar junto a ellos.
-Perdón, intenté seguirte pero te metiste entre mucha gente y te perdí -me disculpé.
-Bueno, pero ya estás aquí. ¡Chicos! -gritó para llamar la atención del resto -Miren, está es es Alicia, es nueva y no conoce a nadie, así que ser simpáticos.
-Encantada Alicia -habló la chica pelirroja -Soy Carla, y estos, Helena y Diego.
-¡Hola Alicia! Te vi esta mañana, estamos en la misma clase. Por cierto, llámame Lenna, odio mi nombre.Me invitaron a sentarme con ellos y pasamos la media hora hablando. Son todos fantásticos. Me avisaron de la gente con la que no debía toparme, etc. Después del recreo , volvimos a clase, y me senté con Diego, ya que su compañero no había venido. Helena y Hanna estaban juntas, y Carla era de letras, por lo tanto estaba en otra clase.
Pasadas las clases, me invitaron a ir a comer con ellos, pero rechacé su oferta y volví a casa, estaba agotada y sólo me apetecía dormir.