Ya calmado, Suho procesó la información que le dio su jefe, iba a venir alguien especial... ¿Especial? ¿Qué tipo de especial? No lo sabe, pero debería de dejar de pensar en eso, no es su asunto.
Estaba contando los minutos y segundos para poder irse, quería dormir y si podía, también comer. Entonces llegó una camioneta negra, era extraña, al menos para él; nunca vio una igual. De ella salió un chico, se veía joven, llevaba una camisa azul marino junto a unos pantalones color negro y zapatos del mismo.
Era guapo, bastante.
Su rostro, parecido al de un bebé, con una piel como la porcelana, unos labios carnosos y de color rosa. Ojos oscuros, que, si no fuera por su sonrisa, pensaría que puede devorar su alma. Caminaba con elegancia y movimientos suaves, pero llamativos, parecía modelo profesional.
El muchacho desconocido continuó su caminata hasta su escritorio, le dedico una deslumbrante sonrisa, la cual le hacía parecer sus ojos unas pequeñas medialunas.
Hola lindura- oh dios, su voz era muy suave, y si no fuera porque le dijo lindura, no le daría vergüenza el pedir escucharla un poco más- Estoy buscando al jefecito, no sé si avisó que iba a llegar- El chico apoyó sus antebrazos sobre el escritorio- Pero no me molestaría quedarme hablando contigo. - Terminó con un guiño, poniendo sonrojado a Suho.
Si... Ya le aviso que usted llegó... -Nervioso tomó el teléfono que tenía a un lado y marcó el número de la sala del jefecito- Si, acaba de llegar alguien buscándolo. –Dijo, hizo un ruido de afirmación y puso el teléfono como antes- Está terminando una pequeña junta de último minuto, puede esperar en los asientos que hay por allá. –Apuntó hacia un lado.
El chico sonrío- mmm... ¿Y si me quiero quedar aquí? –preguntó juguetón, agarrando un lápiz y papel del escritorio sin permiso- Ten... –Empezó a escribir en dicho papel- Este es mi número, puedes llamarme para cualquier cosa. –Dijo mientras le entregaba el papel con su tierna sonrisa.
Suho confundido y sin saber qué hacer, agarró el papel y lo guardó en el bolsillo de su pantalón, le dedicó una sonrisa; se sorprendió porque era una real y se avergonzó otra vez, causando una suave risa en el contrario.
Taemin –Dijo mientras extendía su mano al menor, este se la estrechó rápidamente- Tengo 27, soltero, me gusta bailar y a veces cantar –hizo una cara pensativa, que le causó gracia y ternura a Suho, siéndole imposible no reír suavemente- Oh, ¿puedes reír?
Suho nuevamente sonrojado, asintió, y tenía intenciones de soltar la mano del contrario. Taemin se dio cuenta y afianzo su agarré, acercándose un poco más al menor.
Y tú bonito? ¿No te presentas? –Suho meditó un poco y al fin habló.
Suho, tengo 20 y me gusta dormir –Se avergonzó de lo último dicho, pero era la verdad, no siempre lo podía hacer y si lo hacía... era el cielo.
El mayor sonrío nuevamente, contagiando a Suho, dejando así su mano. Tomó nuevamente otro papel, y como si se tratara de un niño, empezó a dibujar. El menor lo contempló, curioso de lo que hacía, el mayor tenía un puchero en los labios; haciendo que se vea aún más tierno y gracioso.
Mira! –Le mostró el papel luego de unos minutos, sobresaltando un poco a Suho, ya que había levantado su cabeza rápidamente- Somos tú y yo, estamos en una playa comiendo helado –Señalaba con el lápiz mientras hablaba, Suho pensaba seriamente si era mayor a él- ¿Te gusta? –Preguntó emocionado, el menor sonrío y tomó el dibujo en sus manos.
Claro, es el primer dibujo que hacen de mi... -Su voz reflejaba melancolía y eso no lo pasó por alto el mayor.
No te preocupes, yo te voy a dar un dibujo todos los días, me dicen... -Taemin se separó del escritorio e hizo una pose, donde simulaba que el lápiz era una pistola, soplando la punta de este- Picasso...
Suho confundido sólo se río del mayor, este un poco avergonzado también se río de sí mismo
Wow... -tapando su boca y tratando de regular su respiración, habló- Está bien Picasso, cada vez que quiera un dibujo, te lo pediré a ti. –Dijo y sonrío dulcemente.
Se quedaron más tiempo hablando, el mayor era muy bueno en mantener la charla, distrayendo así al menor; haciendo que olvide su hora de salida. Se quedó exactamente más de 20min. pasada su hora, aún no se daba cuenta y estaba cómodo hablando con Taemin.
En medio de carcajadas, se acercó el jefecito al par que no dejaba de hablar, este confundido y enojado carraspeó llamando la atención.
¿Se puede saber qué hacen? –Se cruzó de brazos y miró hacia la dirección de Taemin esperando alguna explicación, pero al igual que el menor, este estaba aguantando la risa.
Suho con su rojo rostro se puso de pie, carraspeando acomodó su corbata- Perdone, me distraje de mi trabajo... me quedé hablando con Taemin. –Habló cómodamente, ya que el mayor le dijo que lo haga, luego de muchos intentos consiguió lo que quería.
Sí, es cierto, se quedó conmigo. –Habló el mayor, parándose a la par del otro, rodeando con sus brazos los hombros de Suho- Por cierto, lindura, deberías darme tu número. -El tono coqueto sólo hizo reír un poco al menor.
Ignorando completamente a su jefe, sacó su celular y leyendo el papel que anteriormente obtuvo, marcó.
Taemin emocionado, le mostró su celular recibiendo la llamada y le dio guiñó, para luego dejar un beso en su mejilla y separarse.
Espero verte de nuevo, bebé –El menor se sonrojó por los apodos que Taemin le daba y sonrío, haciendo una pequeña reverencia, contestando que él también lo esperaba.
Taemin se llevó del brazo a un enojado Lay, pero eso sólo lo notó él, ya que Suho se fue rápidamente a su escritorio para poder seguir con su trabajo.
Tarareando una canción, vio como subían al ascensor y Taemin le dedicó un último saludo con su mano, este sonriendo correspondió y se cerraron las puertas. Creyó ver a su jefe de mal humor, seguro en la junta algo salió mal... o un acuerdo no pudo darse por hecho...
Si, seguro era eso.
Suspirando y tranquilo vio su reloj, si no fuera por los nervios oculares que todo ser tenía, estaba seguro de que sus ojos hubieran saltado como en las caricaturas. Tranquilamente empezó a guardar sus cosas en su maletín y agarró su abrigo, a esta hora no sabía si alguna línea lo dejaría en su casa o al menos cerca, así que optó por caminar.
Dios, este día fue su favorito, apenas conoció a Taemin y ya le cayó bien. Estaba seguro de que era su único amigo, no tenía tiempo para socializar, los días que tenía libre; sólo los usaba para dormir.
Para él, el mayor no parecía uno, Suho juraba que él parecía más grande debido a sus cuidados; le daba ternura y un poco de celos.
Sacó la obra de arte que este le hizo y lo puso en su refrigerador con un imán en forma de dinosaurio.
Con cansancio se decidió por cenar algo, aunque sea una fruta, ¿eso se podía considerar una cena?
Se decidió por unos huevos revueltos, lentamente empezó a comer. Luego de terminar puso su vajilla en la encimera, mañana o algún día lo lavaría, ya estaba arrastrando los pies y quería dormir.
Gracias a Taemin se durmió con una sonrisa, hasta soñó con el dibujo que le regaló, ambos en una playa comiendo helado.
Qué bonito.
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Oh, se había dormido con su traje.