B - Oportunidades

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—Deja de moverte Horacio -se quejaba Gustabo mientras le pintaba las uñas a su mejor amigo-.

—No puedo perla -respondio mientras se movía al compás de la música- mi cuerpo se mueve solo ¡Vamos!

—Eres un niño -se queja con una pequeña sonrisa tratando de no manchar a Horacio con el esmalte rosa-.

—Tu también, no soy el único Gusnabo -deja de moverse y observa a su amigo concentrado en su labor, nunca dejaba de sorprenderle lo bien que lo ayudaba con su maquillaje y vestuarios sin quejarse, a veces se olvidaba de la verdadera naturaleza de el ojiazul-.

—Tu también, no soy el único Gusnabo -deja de moverse y observa a su amigo concentrado en su labor, nunca dejaba de sorprenderle lo bien que lo ayudaba con su maquillaje y vestuarios sin quejarse, a veces se olvidaba de la verdadera naturaleza de ...

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Varios años atrás....

Un pequeño Horacio de 11 años esperaba a su mejor amiga, quien llegó agitada después de haber corrido un buen rato, la niña volteo a verlo con un gesto triste, a simple vista parecía que quería llorar, pero no lo hacía para no mostrarse frágil.

—¿Que sucede Grachi?

—Adoptaron a mi hermano, ya no podré verlo -camina dejando atrás al heterocromico-.

—Pero estará mejor -la sigue- con una familia, dudo que se olvide de tí.

—Me preocupa, no sé si lo tratarán bien, Matty es lo único que me queda de mi familia, dejarlo en el orfanato fue una de las decisiones más difíciles que tome.

—Algun día podrían re-encontrarse.

—Eso espero -suspira-. Dejando eso de lado -se limpia rápidamente las pequeñas lagrimitas que habían salido de sus ojos- escuché que el tuerto del restaurante dejo una caja de frutas fuera del local, Horacio, hoy se come -con una sonrisa-.

Los dos se agarraron de la mano y fueron hasta la parte trasera de aquel restaurante, hurtaron la caja de frutas y huyeron antes de ser descubiertos. Se ocultaron en su callejón de confianza y comenzaron a comer aquellos azucarados alimentos.

Graciela en cierto punto dijo que debían guardar para después, no podían comérselo todo de inmediato. Horacio siempre se quedaba viendo a su amiga con los ojos brillosos, ella nunca comprendía porque, tampoco preguntaba, pero no parecía se mal momento para hacerlo.

—Osito, ¿Porque me miras así?

—Es que... eres muy bonita, quisiera ser como tú.

—¿Pero que dices? -sonrie- tu eres muy guapo Horacio.

—¡No! Quiero realmente ser como tú.

—Osito... no puedes ser como yo, tienes que ser tú -lo toma de las mejillas- ¿Que tengo de especial?

El pequeño no contesto aquella pregunta, se quedó callado y bajo la mirada, la chica entendió que su amigo no estaba listo para hablar, pero que en algún momento lo haría.

Secreto [Volkabo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora