Y puede que sea de cobardes dejar que el destino elija por ti.
Siempre has creído en el destino, pero siempre te has creído tan valiente.
Eres hipócrita contigo misma.
¿Hacer tu propio destino? Eso ya no te importa, ya no vas a necesitar estar preguntándotelo cada vez que tomes una decisión.
Ya no más.