Acepté

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Todo lo que debí haber hecho era rechazar aquella taza de café, y sin embargo la acepté.
La acepté al igual que tus miradas, tus besos, y tus caricias.
Tal y como acepté la locura de tenerte entre mis brazos, de poderte tocar y de sentirte cerca.
Y del mismo modo en el que acepté ser el secreto oculto bajo tus sabanas, aprendí a aceptar tus golpes, tus mentiras, y tus celos enfermizos.
Lo acepté todo.
Todo de ti.
Todo tu amor.
Todo hasta que comprendí que la mejor manera de brindarle tranquilidad a mi corazón era aceptando tu adiós y no una taza de café.

Noches en velaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora