Te conozco.
Te conozco, como mi taza preferida para tomar café negro.
Te conozco, tanto que a veces me decías que ni tu mismo sabes lo que quieres.
Pero fue mentira.
Soy consiente de tus mentiras, engaños, promesas.
Me conoces, tanto como para saber como lastimarme. Y no poder engañarte.
Sé cuantos lunares recorren tu cuerpo.
Sé tus frases cada vez que estás enojado.
Sé tus caricias de memoria, donde partes y donde terminas.
Y tú...sólo mentías.
Tu carta, la única carta. 1873 palabras. 75 comas. 1 punto final.
Me destrozaste.
"Te amo". ¿Cómo fuiste capaz de decirlo, sin sentir nada?
Te conozco, para saber que no sabes amar.
Te conozco, para saber que tu vacío no podrá llenarse nunca.
Te conozco, para saber que no me quieres contigo, pero tampoco con alguien. Porque así eres, egoísta.
Te conozco, para saber que tus ojos no serán jamás las puertas de tu alma.
Te conozco, para saber...que te amo.
Tus imperfecciones, las cosas más bellas para mi.
Tus mejillas, suaves y sin color.
Tu cabello, sin brillo pero claro.
Tu sonrisa, falsa como tus palabras.
Tu tez, pálida como la nieve.
Tus labios, rosados como mi dulce favorito.
Tú, rey imperfecto de las imperfecciones. Y que eso provoca mi cariño, tu real físico, sin engaño.
Me prometiste una vida. Esa vida se convirtió en una mariposa que fue en busca de su muerte.
Me prometiste ser la más amada, pero resulté ser la más destrozada.
Me prometiste, promesas que resultaron ser polvo.
Tú, tan idiota.
Tú, tan frío.
Tú, con tanto engaño.
Tú, sin vida.
Tú, con la mente negra.
Tú...
Tú.
