Quizás... en otra vida, pero en esta ya no.

Pasado y presente. En busca de la verdad

Soy Miranda, y antes de contarte toda la historia y locura quiero decirte y ser sincera; me enamoré y no sé si eso fue un boleto a escaparme y ser feliz o una tortura por dejar atrás a mis hermanas. Pero de algo estoy segura, nunca creas que los lugares más bonitos en el mundo no tienen una historia rara, algo siempre hay detrás. El orfanato cambiaba de vista con cada cambio de estación, eso era lo que yo percibía, pero cuando el invierno llegaba sentía que los mismos demonios salían de la tierra y que las almas que construyeron el lugar algo querían decirme a través de los sueños que tenía. Todas dicen que me invento cosas, pero sé que no es así, yo loca no estoy. 

Jamás llegué a pensar que echar de menos algunos lugares se convertiría en un infierno mental, después de mucho tiempo, de querer escapar y de intentar descubrir que hay fuera de los muros, del bosque y de los arboles inmensos que rodean el orfanato, la vida parecía que tiene mucho qué decir y más cuando una persona no sabe que podría esperarle o pasarle si saliera de ese lugar; la casa, el refugio, el lugar seguro como quieras llamarle. Pero para mí, nada de lo que he visto hasta ahora me genera alegría, ni siquiera algo de amor o pasión. 

Me quedé en la habitación mientras mis hermanas estaban en la cocina ayudando a la señora Amelia, es la cocinera del orfanato, tiene toda la vida con nosotras. Una anciana que estoy segura puso el primer ladrillo en este lugar. Fingí sentirme mal, estaba lloviendo y la tarde anterior nos tuvieron cosechando fresas hasta muy tarde, la directora nos castigó por dormir hasta después de 9:00 a.m. Se nos fue la hora porque luego de las actividades del día anterior, nos quedamos en el patio hasta que anocheció, después fuimos a ducharnos y a cenar. Soy de planes inesperados y eso a veces a mis hermanas les asusta, nos quedamos hasta muy tarde hablando sobre las cosas que queríamos a futuro, a donde nos gustaría ir, pero sobre todo saber que mas hay fuera de este lugar. Lucy estaba preocupada por si alguien llegaba y se daba cuenta que no estábamos dormidas, yo le decía que se quedara tranquila y que dejara los miedos, que nunca llegaría lejos si no los soltaba. Por la mañana el clima húmedo fue la excusa para inventarme una alergia que no me dejaba en paz, mis hermanas, como así les digo desde que tengo uso de razón, me miraron con aquella mirada de complicidad, siempre nos inventamos algo y nos ayudamos una con la otra. 

Antes de que se marcharan, fui la primera en despertar, pero me hice la dormida porque no quería levantarme de la cama, mientras cada una iba despertando y la hora pasaba, seguía pensando en muchas cosas, de la nada me levante. Todas me miraron como si hubiesen visto un fantasma, creían que estaba dormida, pero no era así. 

—Por favor, quiero que esta vez no comentan el mismo error de hace un mes cuando una de nosotras fue descubierta mintiendo —les dije antes de que se fueran a la cocina. Había pasado que, por culpa de Lucy  casi nos descubren. El llamado de atención para que se marcharan era cada vez mas intenso, una de ellas expresó que todavía seguían vistiéndose. 

—Tranquila, esta vez no seré tan torpe como suelo serlo —respondió Lucy mientras peinaba su cabello. Las demás no dijeron nada, solo hicieron silencio en la habitación, estaban cansadas por el día anterior, pero solo necesitaba que hicieran las cosas bien y tenía que asegurarme de eso. 

—Chicas, de verdad. Sé que puedo ser un poco fastidiosa, pero este plan lo hemos estado haciendo desde hace mucho tiempo, no podemos fallar. Es el único día que tenemos para nosotras, cada una tiene su día para que haga lo que quiera —refuté. Me levanté de la cama y me quedé mirando por la ventana, respiré hondo, no quise decir nada más. 

—Cuando lleguemos de nuestros oficios, espero que tengas algo bueno que contarnos —dijo Sam. Ella es la mas introvertida de las cuatro, pero cuando se interesa en algo, nadie puede callarla. 

—Yo espero lo mismo —respondí, solo volteé para despedirlas y verlas por la noche, estaba ansiosa por comenzar un nuevo plan. El día estaba perfecto, a pesar de todo y del frío, a mi nadie me detiene.