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El timbre que marcaba la hora de salida finalmente sonó haciendo que aquél muchacho de ojos negros suspirara y comenzará a juntar sus cosas para dirigirse a casa. Caminaba por aquel largo pasillo mirando a las parejas dándose besos, mimos y otros tocándose de más, el semblante del muchacho cambio drásticamente, agachando la cabeza y manteniendo los pies fijos en sus zapatos.

Caminaba por la acera con la mirada tan pérdida en sus zapatos, recordando aquel que fue su más grande amor, sus ojos comenzaron a nublarse mientras lo recordaba, lágrimas rodaban por sus mejillas recordando los momentos felices que había pasado a su lado, su dulce aroma y su tan bella sonrisa, la recordaba como si hubiera sido ayer. Su cabeza dolía con demasia mientras gotas saladas descendían por sus suaves mofletes mientras mojaba el duro piso, cayó sobre sus rodillas cuando no pudo más con el dolor de su corazón, con el dolor de un lazo roto, dolía como si hubiera sido ayer, el día que su amado omega había decidido abandonarlo sin más, rompiendo el lazo que ellos tenían.

Las personas lo miraban ahí tan miserable, susurrando con pena viendo al destrozado chico, sollozando mientras se tomaba el pecho y trataba como sea de parar las lágrimas que sin poder evitarlo no paraban de caer. El aludido trato de ponerse en pie fallando en el intento pues su cuerpo se encontraba tan débil, tan cansado de aguantar tanto dolor que no pudo soportar más y se desplomó en aquella fría acera, bajo la mirada espectante de docena de personas.

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Una fastidiosa alarma resonó por toda la habitación y despertando a un gruñón y guapo Alfa, habían pasado ya cuatro años desde aquel bochornoso suceso dónde había conocido a sus mejores amigos, ambos lo habían atendido y llevado al hospital y ayudado a salir de aquella depresión, ya habían pasado siete años desde aquel tan doloroso día aunque ya casi no recordaba nada de ese día, más solo los bonitos recuerdos que tuvo con él.

A sus veinticuatro años de edad era un completo alfa que daba mucho que desear había crecido de forma extraordinaria en todos los sentidos, su cabello negro y lacio había sido cambiado por un cabello color rojo intenso y de un hermoso largo que le llegaba a las orejas con unas ondas totalmente sexis, su pequeño y delgado cuerpo era ahora uno alto y fornido, lleno de músculos no tan exagerados y unas piernas de infarto, omegas y alfas babeaban por él y deseaban como sea enrollarse con él, pero solo se quedaba en eso deseos, Jeongguk era un alfa totalmente difícil de entender, siempre con el semblante serio y el aroma potente que enmendaba, un delicioso aroma de vino y tabaco.

BLEU   ◜kookmin◞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora