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Se suponía que cuando estabas enamorado veías todo de color rosa, sonreías todo el tiempo y disfrutabas de buenos momentos, viviendo al máximo.

Pero era como si en vez de toda esa felicidad, un gran ahogo estuviera consumiendo a Taehyung. No podía sonreír ni siquiera, no podía mirar por más de dos segundos a Hoseok porque allí estaba, esa mujer, vigilándolo y observándolo tanto que parecía odiarle, con esa mirada tan profunda que solo quería ir a donde ella y preguntarle si todo estaba bien con ella.

Ya habían pasado un par de semanas desde que su puesto de trabajo había cambiado, ahora estaba con Park Jimin, aquel divertido joven el cual se la pasa bromeando, riendo y mostrando una hermosa sonrisa a todos los trabajadores del lugar. Taehyung no se sentía incómodo o cansado al trabajar con él, al contrario él era tan movido en todo lo que hacía que Taehyung prácticamente no hacía nada interesante más que pasarle recados de Ryujin y llevarle un buen café. Hasta se podría decir que Taehyung agarró un gran cariño por él, tanto como Jimin por Taehyung, hasta el punto de invitarle a su maravillosa boda.

Por otro lado ya no podía hablar con Hoseok como antes, no cuando su esposa estaba merodeando por la empresa, pareciendo vigilar a su esposo al mismo tiempo que lo llenaba de mimos y besos.

Taehyung estaba cansado, se sentía tan triste, celoso, enojado.

Frustrado.

Quería ir con Hoseok y besarlo tan profundo que lo hiciera olvidar del infierno que estaba viviendo, que le hiciera olvidar que no podían amarle libremente como querían.

A penas y habían salido juntos a cenar en un restaurante privado, con comida cara y deliciosa, pero no era tan divertido cuando tenían que mantener un perfil bajo y solo podían besarse en el auto del mayor, escondidos por allí.

No era divertido, no más. Taehyung ni siquiera sabía si aquello iba a funcionar, sus ojos dolían por las noches que lloraba mientras hablaba con Hoseok, teniendo que callar sus llantos mientras escuchaba la voz preocupada de Hoseok, su voz triste, apagada y desesperada.

No tenía que ser así, tan difícil.

—Buenos días Ryujin —dijo Taehyung tomando un sorbo de su café.

—Buen día Taehyung. Espera, Hoseok me dijo que antes de que pasaras a tu lugar designado, pasaras a su oficina —casi sintió sus piernas fallarle. Con su boca seca, caminó hacia la oficina de Hoseok, y a penas Taehyung se asomó por ella, Hoseok corrió a besarlo, tan profundo y tan duro que Taehyung solo jadeó entre el beso, abrazando a Hoseok con necesidad, una que nunca antes había sentido.

Se quedaron en silencio un largo rato, ambos abrazados, sin moverse, sin importarles que pasaran minutos allí parados, sin decir nada, solo disfrutando del calor corporal del otro, transmitiéndose cuanto se extrañaban.

No era bueno necesitar de alguien tan fuerte, claro que no lo era, pero sentir a Hoseok cerca lo tranquilizaba, lo hacía feliz. No tenía que besarlo, no tenía que abrazarlo o tenían que tener sexo, era más que eso, Taehyung solo quería que tomara su mano, quería que le dijera te amo con solo su sonrisa y ojos.

No necesitaba nada más.

—No sabes cuánto te extraño, esto es una tortura —le dijo Hoseok posando sus labios sobre la nariz de Taehyung. Él solo asintió y aspiró profundo el aroma de Hoseok, guardando en su mente cada uno de sus momentos juntos en ese instante, haciéndolo antes de que Joy llegara y tuvieran que disimular.— Te necesito tanto que tengo miedo de perderte, tanto que duele. Te necesito tanto Taehyung.

El menor solo asintió, tomando las mejillas de Hoseok y mirando a sus ojos, dejándole ver como se sentía.

—¿Cuándo vendrá Joy? —preguntó Taehyung mordiendo su labio inferior.

bonsoir monsieur ✦ hopevDonde viven las historias. Descúbrelo ahora