Extensos y solitarios
Polvorientos y solitarios, a veces curvos en ocasiones, pero en mi caso siempre ligados al mar. Para mí no son parte de la vida, son la vida; cada obstáculo, cada pendiente, rasga el alma y hace que corone en cada cima. Recorremos varios o uno solo a tiempo completo, son un arte en sí mismos. Es hermoso el saber que aunque te sientas listo, son imprevisibles, pues avanzas, los recorres, los disfrutas, pero no sabemos jamás con seguridad, que nos depara en ellos la preciosa Diosa fortuna. Quizás esquivos, a veces infieles, pero siempre presentes, así como las venas son caminos hechos carne y sangre, así sin cesar mis pasos solo buscan el encuentro del corazón; siempre están presentes en mí, tu risa, tu compañía, nuestros extensos caminos, mil deseos satisfechos y nuestra particular manera de ver la realidad.
El esfuerzo era supremo, su respiración podría escucharse a veinte mil leguas de distancia. Claro está, de haber habido alguien, por lo menos a esa distancia; pero no era el caso, se encontraba solo, pero no en la soledad habitual que nos separa a veces solo a metros de un igual, tampoco era de ese tipo de soledad que dan las paredes de una habitación o la que obtenemos al cerrar la puerta de nuestro cuarto. No, me refiero a la soledad absoluta, esa que se siente en los huesos, dónde solo hablas contigo mismo y con Dios. Realmente este pobre hombre no podía ni un poco más, se esforzaba hasta su punto de quiebre, una brazada tras otra de forma automática, extenuado su cuerpo y su mente ya consumidos, agotado de estar a la deriva durante 4 días con sus noches enteras buscando orilla, aunque orgullosamente, era incansable en su empeño, cosa que para el mismo le parecía extraña, pues llevaba días nadando y seguía y seguía. Sentía un cansancio perturbador, pero no sé detenía, se sentía uno solo con el creador y sostenía él nado incesante. En las últimas horas, según su desesperado cálculo, nota algo sorprendente, el agua a su alrededor se va aclarando, ya no tiene ese color azul índigo profundo, nota que la temperatura no es tan fría y desalmada como brazadas atrás, se torna más cálida y transparente, saca su cabeza del agua, nota ya con el alba a su espalda, unas formas a lo lejos que sin vacilar le parecen tierra firme. Sin duda lo era, era tierra firme al fin, como pudo se hizo paso a través de un manto de coral, los cuales rasgaron lo que le quedaba de ropa y laceraron su cuerpo haciendo cortes profundos en su piel los cuales no sentía o deseaba no sentir.
Arrastrándose, desnudo tal cual como cuando nació, sin fuerza, coloca sus manos por fin en la arena sin creerlo, da gracias a al cielo y cae desplomado sin remedio y entra en un sueño profundo. Como un acto divino, se sentía muy a gusto, sus visiones eran todas fantásticas, su sueño lo paseaba por toda su vida y la veía como a través de un enorme parabrisas; del lado derecho de su rostro pasaban cómo rayos fugases todas sus buenas acciones, su caridad, su empatía, su honradez, su comportamiento como Padre amoroso y así, en un camino ancho y frondoso, diverso, adornado de lirios reposó; pero el giro no se hizo esperar, desde el lado izquierdo de su rostro comenzaron a llover imágenes borrosas, de celos, envidia, excesos, trampa, codicia, se dejaba ver un camino pedregoso, infame, el cual lo hizo despertar de forma rápida aunque serena, amable y entendida. Incorporándose en la arena, de frente al mar y ante el más definido horizonte, con estupefacción nota que no han parado de llegar hombres y mujeres a nado a la orilla de su lejana isla; ve que a lo lejos se ven todavía cientos de almas nadando hasta el mismo punto y comprendió, solo así comprendió que todos los caminos llegan a un mismo punto, que todos sin excepción debemos cruzar a nado hasta la lejana isla y tener ese mismo sueño, por que al final la vida no es más que nuestros extensos caminos, mil deseos satisfechos y nuestra particular manera de ver la realidad.
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Extensos caminos
Short StoryPolvorientos y solitarios, a veces curvos en ocasiones, pero en mi caso siempre ligados al mar. Para mí no son parte de la vida, son la vida; cada obstáculo, cada pendiente, rasga el alma y hace que corone en cada cima.