El Hada del Jardín fue elegida por sus virtudes y noble corazón. Tiene un asistente a quien llama El Consentido y un mundo maravilloso que te invita a conocer.
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La brisa de azul y sal que viene desde la playa cubre con sus suspiros el jardín. Espacio de verde y amor. Hogar donde cada planta crece alimentada con atole de abono, agua de cariño y grandes cucharadas de sol.
Es un paraíso donde la Madre Naturaleza acaricia con carantoños abrazos de tierra. Dicen que por mucho tiempo se buscó quien cuidara el lugar. Se presentaron poderosos guerreros, inteligentes princesas, ágiles salamandras, astutos gnomos, veloces silfos, hermosas ondinas...
Al final se eligió a quien poseía todas las virtudes creadas y el más noble corazón. La Madre Naturaleza escogió al Hada del Jardín.
El Hada canta y sonríe. Su alegría es un lenguaje con acentos de magia que se traducen en ternura y lealtad. Ella mima con la mirada y sus manos son invencibles guardianes de protección. Cada planta del jardín tiene un lugar en su corazón.
Junto a la pared del fondo, con lentes oscuros y sonrisa de niño, se encuentra el asistente del Hada. Un árbol que aparenta ser pequeño pero en realidad es un gigante en amistad. Lo ha bautizado "El Consentido" ¡¡¡Ambos se aman!!!
El Consentido conoce y esconde cada secreto del Hada. Es su confidente e incondicional aliado. Vigila e informa. Cuida y organiza. Nunca descansa. En octubre cuando entra el otoño, las hojas del Consentido, caen. Entonces, el Hada para protegerlo, lo viste con un elegante sombrero de charro.
En el jardín hay grandes amores. Hace poco la señorita Rosa Rosada se casó con don Roso Rojo. Una gran fiesta. La madrina fue la coqueta luna y el padrino, el encopetado viento.
Hay otro amor... algo curioso pero muy sincero. Pareciera literatura inglesa, sin embargo, es un genuino sentimiento de ilusión y clorofila que nació aquí. La planta de Romero anda locamente enamorado de Julieta, la simpática sábila con piel de bebé.
En un extremo del jardín hay una mata de canela. Juvenil y muy inquieta, le fascina bailar conga. Cuando lo hace, su aroma perfuma toda la casa.
La última en llegar fue la pequeña señorita eucalipto. Como es costumbre, el Hada la recibió y presentó a las demás plantas. La bautizó como "Otoño" pero también le dicen, "Panda".
En el centro del jardín existe un girasol gigante e invisible. En lo más alto, el Hada une su corazón con el del girasol para bendecir y envía amor a todos el Universo. El Hada del Jardín es la mejor amiga que puede tener una planta.
