high school. 01

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La escuela secundaria era una puta mierda, o eso te respondería cualquier persona; excepto Gustabo García.

El pequeño rubio, con diecisiete años de edad, tenía a media escuela comiendo de la palma de su mano. Había perdido la cuenta de las veces que había follado con alguien de su institución, principalmente, por lo más aclamados.

Se adentró a la cafetería, con su mano izquierda en el bolsillo trasero del pantalón de Horacio mientras que con la otra sostenía una paleta de fresa en su boca. A un lado de él, su fiel amigo Segismundo Garcia —con quien se había acostado en diversas ocasiones— y a su derecha, Horacio Pérez —su mejor amigo un año menor que él con el que follaba todas las noches—, quien iba con el móvil entre manos.

Las miradas de todos los estudiantes en la cafetería se posicionaron sobre el trio, los cuales pasaron por alto las mismas y se sentaron en una mesa de metal matizada de color plateado.

Déjenme ponerlos en contexto;

El instituto, como todo típico cliché, estaba dividido por diversos grupos de alumnos.

El grupo de los de último año, conformado por Jack Conway, Viktor Volkov, Michelle Evans y Freddy Trucazo. Era un grupo bastante selectivo, y con justa razón; todos eran unos hermosos dioses griegos.

El grupo de los 'bad guys' como solía decirle Horacio. Estaba formado por Armando Grúas, Yun Kalahari, Raúl Rubier, Emilio Escobilla, Juanjo Rodríguez, Manolo Fernandez y Tonet Fallet. Tenían una mala reputación debido a las riñas que habían tenido con el grupo anteriormente nombrado, sin excluir la parte de los rumores que solían decir sobre todo el alcohol que injerían y los porros que se fumaban.

Sin excluir al último grupo; los deportistas. Greco Rodríguez era el líder de tal acumulación, que era integrada por Moussa Dembe, Yuu Yagashaki y Nikolai Petrov. Se solían llevar bien con los de último año, pues la mayoría hablaba de formar parte del cuerpo nacional de policía al terminar la secundaria y porque Kylie Johnson (integrante de este grupo) era la pareja de Michelle Evans.

Gustabo se había follado a medio colegio. La lista era larguísima y la gente lo envidiaba de sobremanera, pues tenía a todos los hombres más glorificados tras él.

Algunos como Freddy, Conway, Greco, Rubier o Kalahari no intentaban encubrir las ganas que tenían de follarse al menor, mientras que otros como Volkov, Escobilla, Juanjo y Armando, preferían hacerlo con más disimulo.

—¿Vamos a ir a la fiesta de Manolo? —preguntó Segismundo mientras metía un bocado de comida a su boca.

—Claro que vamos a ir, ¿o no bebé? —Horacio miró a su perdición haciéndole ojitos para que accediera.

—Sí, vamos a ir —beso la mejilla de Horacio y colocó una mano en su pierna comenzando a acariciar la misma.

El de cresta sonrió divertido y de dejó tocar por el mayor a la misma vez que trataba de no excitarse allí mismo.

—Por cierto, me esta tocando los huevos que no dejen de mirarte, no me dejan comer en paz.

—¿Qué? —Gustabo miró confuso al gallego.

Segismundo señaló con desinterés a las tres mesas divididas en grupo. El rubio se giró con su paleta en la boca y les dirigió una rápida mirada a todos.

Algunos se dieron vuelta con un leve sonrojo en sus mejillas, mientras que otros, lo miraron con una sonrisa y un guiño de ojo.

Gustabo fijó su vista en el grupo de los mayores, notando la severa y penetrante mirada de Volkov sobre él.

Sacó la paleta de su boca comenzando a pasar su lengua por la misma de manera erótica y con una sonrisa maliciosa en su rostro. Viktor maldijo por lo bajo cuando su entrepierna comenzó a molestar, así como la de varios de los que observaban al menor, quien se dio la vuelta rápidamente mirando a sus amigos.

—¿A qué hora es la fiesta? (...)

Cuando el reloj de la habitación marcó las nueve de la noche, Gustabo se levantó dejándole la vista completa de su trasero desnudo a Horacio, quien no las pudo disfrutar ya que estaba durmiendo sobre la cómoda cama blanquecina con su boca entreabierta; una imagen demasiado linda para el mayor.

Hace ya unas horas habían follado, y estaba seguro de que a Horacio hoy le dolería el culo. Habían comenzado a probar nuevas posiciones que volvieron loco al de cresta.

Se acercó a su lado y comenzó a acariciar su espalda con dulzura; era con la única persona con la que se permitía ser cariñoso, al fin y al cabo, era como su hermano...de un modo más turbio.

—Bebé...—acarició su cresta—. Venga, levanta, en unos minutos vendrá Segis por nosotros.

Horacio se removió con ternura en la cama antes de abrir sus ojos verdes mirando a Gustabo con una sonrisa.

—¿Qué hora es? —preguntó con la voz ronca haciendo que el mayor se estremezca.

—Las nueve.

—Nos alcanza el tiempo para un segundo round, si quieres —habló señalando su miembro erecto.

Gustabo sonrió y no tardó en colocarse encima de Horacio antes de besarlo con salvajismo. El menor se dejó hacer por el rubio, ya era típico de él que tomara las riendas del asunto y lo hiciera gemir su nombre.

Cambiaron de posiciones rápidamente y Gustabo colocó a Horacio sobre su miembro antes de bajar su culo con rapidez entrando bruscamente en él.

—¡Gustabo! —gimió agudamente su nombre mientras comenzaba a dar saltos sobre el mayor.

El rubio sonrió malicioso mientras apretaba el culo de Horacio con una mano y lo bajaba rápidamente para una mejor embestida. Tomó el miembro del de cresta comenzando a masturbarlo con lentitud mientras que con la otra posicionada anteriormente sobre sus glúteos nalgueaba la zona.

Los gemidos satisfactorios y llenos de placer de Horacio se lograban oír en todo el lugar taciturno a la vez que se oía el choque de sus cuerpos.

Las embestidas comenzaron a ser más profundas cuando elevó sus caderas y Horacio saltaba más deprisa con mucha excitación encima. La masturbación comenzó a ser más rápida haciendo que Horacio gimiera más agudo y en pocos minutos se corra sobre el pecho de Gustabo.

—Aguanta bebé —le pidió el rubio con voz ronca a la vez que comenzaba a sentir que casi se venía aun estando dentro de Horacio, quien asintió dejando que acabe.

Una, dos, tres embestidas más, bastaron para que el interior de Horacio quedara saciado con el líquido de su amigo. Se apartó de encima de él y se dirigió al baño tomándolo de la mano para ducharse juntos;

La hora de la fiesta se acercaba.

𝐇𝐈𝐆𝐇 𝐒𝐂𝐇𝐎𝐎𝐋・gustabowlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora