CAPÍTULO 10

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Ya hacía varios días de que Nathan vino a la casa de Well para informarnos sobre la caja y la topo de comisaría. Cuando Well terminó de leerme la carta mi corazón volvió a romperse en mil pedazos, en un pasado pensé que no podría romperse más, pero me equivocaba.

Me encontraba en la cama recostada en el pecho de Well mientras mantenía mis párpados cerrados. Me encantaría mantenerme así para siempre, sin tener que pensar en que algo podría pasar en cualquier momento.

Entreabrí mis párpados para que mis ojos se adaptaran a la claridad de la habitación, solté varios suspiros mientras me frotaba los párpados. Me giré hacia la esquina de la cama para poder ver la hora.

— Las nueve... - susurré mientras me volvía a recostar. – Las nueve. – me mantuve en silencio varios segundos, hasta que abrí mis párpados como platos. Me acerque a Well a gran velocidad. – Derek... – aproxime mis manos hacia su rostro – Derek.

— ¿Que...? - mantenía sus párpados cerrados.

— Son las nueve de la mañana.

— Vale... - acercó sus manos hacia sus párpados – solo un rato más... - rápidamente inclinó su cabeza para observarme – Has dicho las nueve. – asentí. – Joder.

Me senté en la cama para observar su reacción, se levantó a toda prisa hacia la esquina de la cama, para dirigirse al armario y coger una camiseta y un pantalón.

— Ellie. – sujetó la camiseta que tenía puesta para quitársela – Necesitamos que vuelvas. – me miró unos segundos, para después coger la otra camiseta.

— Te lo dije hace tiempo, renuncié. No pienso volver si esta Aliss allí. – me muerdo el labio mientras observaba su torso desnudo – Me encanta cuando haces eso. ¿Lo sabias?

— Pensamos demasiadas ideas, pero ninguna llegaría a ser la adecuada. – se sienta en la cama para empezar a ponerse el pantalón – Necesitamos tus ideas, tu forma de pensar.

— Resumiendo. – me acerque a su espalda para rodear mis brazos por su cuello – Me necesitáis. – le susurré.

— Sí, Ellie, aunque creas que no, eres un pilar fundamental en el equipo.

— Tu solo Imagínate volver a como antes de que yo viniera.

— No es fácil. – aproximó su mano hacia mi brazo con afecto.

— Lo siento, pero no puedo. – me separé de él.

— De acuerdo. – se levanta para después, abrocharse el botón del pantalón - Solo esperaré. – se acerca a la butaca para coger la chaqueta que se encontraba colgada - ¿Y hoy qué harás? – me observa mientras caminaba hasta ponerse enfrente de mí.

— Buscaré pistas en todas las documentaciones que dejó Walker.

— No te agobies ¿Vale? – se coloca mejor la chaqueta para después, inclinarse delante de mí.

— Vale. – acercó su rostro hacia el mío para depositar un beso en mis labios.

— ¿Sabes lo que me encanta de ti? – incline ligeramente mi cabeza mientras le miraba con curiosidad – Verte cada día al lado mío. – sonrió alegremente – Y ahora tengo que irme, aunque no quiera.

— Que tengas un buen día. – camina hacia la puerta de la habitación.

— No lo será si no estás tú. – me mira de reojo – Adiós. – sale a paso ligero de la habitación.

Me eche nuevamente en la cama con los brazos extendidos mientras una sonrisa comenzaba a aparecer en mi rostro.

— Adiós... - susurré.

LOS CUERVOS ROJOS 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora