Camino por las calles de Francia dirección a mi apartamento para volver a hacer la maleta. Quien me iba a decir que volvería al país donde quise huir una vez y no volver nunca. Subo las escaleras del edificio, desciendo mi mano derecha hacia el bolsillo de mi chaqueta para sacar las llaves y así poder abrir la puerta.
El piso era bastante pequeño, donde tenía un comedor con un sofá de tres plazas negro y una tele de tan solo cuarenta pulgadas, miro a mi izquierda donde se encontraba la cocina abierta. Me dirijo con paso ligero hacia mi habitación para hacer la maleta. Abro el armario y cojo la maleta que estaba guardada en la parte inferior, la dejo encima de la cama y empiezo a colocar la poca ropa que tenía.
Al finalizar llevo la maleta hasta el comedor, dejándola al lado de la puerta y acto seguido me dirijo hacia el mini despacho que tenía el apartamento. Ahí se encontraba una pizarra trasparente donde muchos papeles estaban pegados. Me quedo enfrente observando nuevamente todo.
— Estoy cerca... — suspiro mientras observo la parte superior de la pizarra donde ponía en grande "jefe" y un interrogante. — Te encontraré. – apreto mi puño derecho. – Y esta vez no desistiré.
Empiezo a coger las imágenes que estaban pegadas para guardármelas en una mini maleta aparte, hasta que mi teléfono empezó a sonar, era Walker.
— Dime. — me coloco el móvil en el hombro mientras guardaba las últimas imágenes en la maleta.
— Estoy abajo. – dejo de cerrar la maleta bruscamente.
— ¿Cómo que abajo? – camino hasta la ventana que tenía el despacho para mirar hacia la calle, había un coche negro mate aparcado enfrente de mi edificio y una persona apoyada en el. Nuestras miradas se cruzaron. Él levantó la mano izquierda para saludarme mientras que con la otra apoyaba el móvil en su oreja.
— Bajas o que.
— Voy. – cuelgo el teléfono.
Le observo unos segundos más para después dirigirme hacia la mini maleta, cogerla y caminar hacia la puerta. Hecho un último vistazo a la casa, cada esquina y cada rincón, hasta que al final cierro la puerta.
Cojo el ascensor lo más rápido que pude, pero a veces el ascensor tarda más de lo normal por lo viejo que es. Pero al fin, llego con mi compañero.
— Sí que has tardado. – sus brazos estaban apoyados en el techo del coche mientras me miraba. – Otra vez el ascensor ¿Verdad?
— Sí... - llevo mis maletas hasta el maletero. – Va siempre lento.
— No hace falta que te justifiques. Te recuerdo que he ido más de una vez a tu apartamento por los casos y se cómo es ese ascensor.
— Es verdad. – coloco con cautela las maletas cerrando el maletero tras ello. – Echaré de menos todo esto. – camino hasta la puerta del copiloto mientras observo el edificio.
— No es una despedida, es un hasta luego. Encontraremos otros apartamentos en los Ángeles. – se sienta en el asiento y yo hago lo mismo – Aunque a ti no te resultara difícil encontrar uno. – arranca el coche – Eres de allí. ¿No?
— Si... - miro hacía el frente mientras apoyo la parte trasera de mi cabeza en el asiento.
— Cambiando de tema, respecto al caso que investigas por tu cuenta, ¿Cómo lo llevas?
— ¿Aun te sigues acordando? – le observo unos segundos mientras aparecía una breve sonrisa en mi rostro.
— Crees que se me olvidaría. – lo dijo de forma irónica. – Ese caso es muy potente para que solo una persona lo lleve.
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LOS CUERVOS ROJOS 2
Misterio / SuspensoEllie decidió irse un tiempo a Francia, donde fue contratada como agente de la CIA, pero después de cinco años sigue sin encontrar ninguna pista respecto al caso de su padre, pero eso cambiara. Un nuevo caso hace que Ellie tenga que volver a los Áng...