Día 2: Bailarín

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Shipp: YoonMin
*Alerta Lemon*

Esto está mal, lo sé muy bien. Pero no puedo evitarlo. Mis ojos no se podían apartar del espectáculo que brinda Jimin mientras ensaya. Hace arte con su cuerpo de una forma única, a un nivel superior. Sus movimientos son una contradicción: suaves pero con una fuerza inquebrantable, delicados al mismo tiempo que llamativos. Ese era él bailando.

Namjoon una vez dijo que le gustaba su rostro mientras baila y concuerdo con él. Se ve la exigencia que se impone y la paz que le trae danzar. Es impresionante y digno de admirar.

Lo que no debería de apreciar de forma tan evidente es su cuerpo. No puedo enfocarme en otra cosa que no sea su figura con la cantidad justa de músculos y con un conjunto de curvas que solo me atrae más.

Tampoco debería recordar cómo suelen ser nuestros encuentros nocturnos.

La sensación de sus labios sobre los míos no tiene comparación. Son tan carnosos y suaves que disfruto morderlos tanto como él ama eso. Ese es el único momento en que logro dominarlo cuando nos besamos, después es su boca demostrando quién manda mientras me acaricia donde sea que pueda. Tal como lo hizo anoche en el sofá de mi habitación.

Sus manos viajaron bajo mi camiseta mientras se encontraba a horcajadas mías. Desvistió mi torso lentamente y se dispuso a besarme en el cuello para terminar paseando por mi pecho u abdomen mientras lamía y mordisqueaba.

-Tu piel se marca tan fácil- murmuró luego de dejar rastros de sus dientes en mí.

Para ese momento se encontraba arrodillado en el piso con su cara enfrentada a mi evidente erección oculta tras mi pantalón de mezclilla. La miró, sonrió y procedió a terminar de desnudarme.

Pensé que iba a hacer algo allí abajo, pero me equivoqué. Se puso de pie y se sacó la camisa que llevaba mostrando sus abdominales marcados haciendo que me muerda el labio para evitar gemir fuerte solo por la vista. El rió por el gesto y se agachó para besarme nuevamente, solo que esta vez sus manos se ocuparon de mi zona más sensible. Acarició de arriba hacia abajo, ida y vuelta, con la presión justa. Mis caderas se movían buscando algo más, algo que Jimin entendió por lo que volvió a arrodillarse y me metió en su boca.

Si ésta era dominante en el momento de besar, al practicar un oral lo convertía en un monstruo. Su lengua era habilidosa, sus labios me recorrían casi por completo. Intenté sujetar su cabello, pero él no me dejó, alejándola de un golpe suave.

No estuvo mucho, sabía que iba a estar tan duro como yo y que iba a necesitar de mí, solo que yo no decidía eso. Aparentemente le gusta estar al mando.

-Hyung, sácame el pantalón- ordenó suave y yo obedecí sin chistar.

Tenía puesto un pantalón de mezclilla azul que abrazaba su figura. Por suerte no fue difícil de sacar, permitiéndome disfrutar de él en su máximo esplendor.

-Jimin te necesito- confesé. Su sonrisa iluminó mi noche.

-Yo también hyung.

Tomó un poco de lubricante y lo untó en mi miembro para poder facilitar el recorrido. Luego volvió a sentarse sobre mis piernas y me acomodó en su entrada, bajando poco a poco.

Ambos gemimos con fuerza. La sensación de estar dentro suyo era similar a tocar el cielo con las manos. Solo que era una metáfora y ellas sujetaban la cadera del menor para ayudarlo a meterse hacia arriba y abajo.

-¡Hyung!- gimió con dureza.

Namjoon dijo que le gustaba su cara cuando bailaba. A mí me gusta su cara cuando estoy en su interior. Labios entre abiertos, ojos cerrados, cejas levantadas con un tortuoso gusto, mejillas sonrosadas. El momento en el que Jimin se veía más hermoso y tenía el gusto de mirarlo en un primer plano.

Su cuerpo, por otro lado, danzaba encima mío. Eran los bailes más bellos que hacía y tenía la fortuna de ser el único en verlo.

Nuestras pieles comenzaron a sudar por la fricción, el movimiento y agotamiento. Él sujetaba mis hombros con tanta fuerza como yo a sus muslos. Nos iban a quedar marcas y no nos importaba.

-Jimin, no voy a aguantar mucho- confesé, solo que no lo hizo parar. Al contrario, su velocidad aumentó, haciéndonos gemir más fuerte.

Unos momentos más tarde, el agotamiento se hizo notar y ambos llegamos a nuestros límite, acabando juntos mientras unimos nuestros labios de una manera apasionada.

La respiración pesada de ambos inundó el cuarto. Su cuerpo agotado se mantuvo por unos minutos encima mío hasta que se separó para sentarse al lado mío en el sofá.

-Yoongi- sonrió-, te amo.

Jimin es una pieza de arte caminante. Su baile destaca por sus movimientos delicadamente calculados. Él logra impactante ya sea por un movimiento accidental como lo es el que se caiga la chaqueta mostrando un poco de la piel de su hombro o por sus coreografías complejas.

Lo puedo ver ahora mientras ensaya. También cuando hacemos presentaciones en vivo. Se que no soy el único que siente el cuerpo danzante de Jimin como un imán.

-Hyung- me llamó sonriente luego de darse cuenta que no le saqué los ojos de encima-. ¿Todo bien?

-Si Jimin solo...- pensé en que decir-. ¿Me ayudas o a la noche con mis pasos? Se me complica un poco y no me gusta como queda- sus labios curvos me iluminaron.

-Por supuesto.

Me gusta ver a Jimin bailar. Me gusta ver cómo se mueve, ya sea en un escenario o en un lugar menos común, como lo es mi habitación.

Fictober 2020 ~ BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora