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El bullicio de la ciudad me rodeaba, como de costumbre, en las calles donde me crié. Paseaba sin pensamientos fijos, no tenía a dónde ir, al fin y al cabo, era una de las tantas tardes de verano donde todos estaban de vacaciones.
La música había sido mi entretenimiento por los pasados dos meses, a veces extrañaba el estrés y la determinación de tener que hacer distintas tareas.

Sevilla, mi querida ciudad, era preciosa, pero tenía el defecto de hacer un calor excesivo y no tener donde refugiarte de él. Era como estar en un desierto, bello pero caluroso.
Seguí caminando cuando me tropecé y casi me caí de bruces en plena calle, era típico de mi, tenía una media hecha y más o menos me caía al año unas 9 veces.

Un silencio interrumpió la playlist que estaba escuchando, significaba que me estaban llamando y rápidamente cogí la llamada; era Paula, mi mejor amiga. Era la única-además de mí- que no se había ido de vacaciones. Quedábamos casi todos los días, si no era para vernos era para contarnos cotilleos o cosas así.

-¡Hey, Pau! ¿Ya te terminaste Dark? -le pregunté, el última día que nos vimos intenté explicarle de qué iba la serie, pero no conseguí que entendiera nada.

-¿Cómo te puede gustar esa serie, Samy? ¡Es rarísima! Viajes del pasado al presente, y al final no sé cuando desapareció el chaval ese.

-¡En el presente! Mira que te lo expliqué. En fin, ¿dónde andas?

-Pues... Aquí hay un árbol.

-Paula.

-Vale, vale. En el laboratorio, ¿vienes? Le dije a Fran que quizás estarías para esta noche, pero que puede que no.

-¿Qué ocurre esta noche?

-Nada especial. Nos ha venido muchísimo papeleo de no se qué equipo que cogió la compañía, y al parecer tenemos que rellenarlo. Ellos no dan a basto.

-¿Estás con los papeles? -pregunté mientras pasaba la tarjeta por una máquina que me permitía coger una de las bicicletas disponibles al público, solía moverme en bici porque todo estaba cerca, además de que me gustaba llegar con tiempo a los sitios, y a veces esta forma era más rápida que los coches.

-Sí, estoy en la Sala B. Hay un jugador lesionado, de los nuevos que han cogido la compañía, me han asignado su estudio. -suspiró con cansancio, suponía que había pasado un largo rato en ese informe.

Mientras me contaba lo que le había pasado a ese jugador de fútbol, me dirigía al centro donde trabajaba. Yo estaba de vacaciones, por lo que no debería de ir, pero viendo que tienen tanto trabajo, me daba apuro estar dando vueltas sin hacer nada.

El sol calentaba el asfalto, dando un calor difícil de aguantar. Pedaleaba rápido para poder recibir más cantidad de aire refrescante a la cara. La voz de Paula contando las molestias del jugador me mantenía en mis pensamientos. Ella estaba desesperada porque no sabía el por qué de esa molestia, al parecer le dolía más de un músculo y no tenía sentido.

-¿Se lo hizo jugando al fútbol? -pregunté, era demasiado raro.

-En un entrenamiento. ¡No entiendo nada, Sam! 3 músculos, diferentes en todos los sentidos y sin golpe. No hay problema con el dolor, pero no está recuperado.

_¿Está con muletas?

-Eso creo. No hay registro de que pueda caminar sin una ayuda externa.

-¿Quién es?

-Espera, no lo sé. Sé que es alemán, ¿sirve?

-¿Alemán? ¿Y que hace aquí? No me suena que haya un alemán en los equipos de aquí. -fruncí el ceño intentando recordar. Me gustaba el fútbol, y solía saber de dónde era cada jugador, pero al estar en prácticas no me dejaban tratar a un jugador, sólo tomar notas o hacer teorías.

Cuando nadie ve | Leon GoretzkaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora