III

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Vivir con Sakusa Kiyoomi era todo un reto y Miya Atsumu lo sabía, después de todo había aceptado luchar por su amor.

O digamos que sabía muy bien como era el mal genio de su novio, tampoco era que Atsumu fuera un santo, pero cedía más.

Él sabía a lo que se enfrentaba, comprendía varias cosas o mañas que tenía y la limpieza era una de esas.

Todo debía estar en perfecta posición, todo debía estar limpio y en orden.

Todo debía estar impecable.

Miya Atsumu no era una persona desordenada, no tanto, pero tampoco era obsesivo con las cosas; podía usar más de una vez el mismo pantalón o el mismo sueter sin problema alguno.

Sakusa antes muerto que volver a usar algo que usó el día anterior, no podía abandonar a Atsumu porque no era un objeto.

Su novio es un obsesivo compulsivo con la limpieza y estaba bien, pero a veces exagera.

Mucho con demasiado, apenas llevaban cinco días conviviendo y Atsumu quería salir corriendo del lugar sin mirar atrás, pero cada vez que se imaginaba a Sakusa solo en ese departamento o tratando de salir para comprar alguna cosa de la casa y le diera otro ataque de pánico soportaba cualquier cosa.

Sin embargo Atsumu también tenía derecho a molestarse ¿No?

Que se le haya olvidado bajar la tapa del inodoro no era el fin del mundo, fue un accidente.

- ¿Es en serio? Omi-kun dame un descanso. - Se quejó agotado Atsumu que reposaba su cuerpo sobre el mesón de la cocina.

- Ni siquiera tuviste la decencia de limpiar ¿No crees que voy a estar molesto? - Contestó Sousa.

- Estaba más dormido que despierto.

Su querido Omi-kun lo observó con cierto desprecio, pero siguió cocinando el desayuno.

Ellos se levantaron casi a las 9:30 am, para ellos esa hora era más que tarde ya que siempre debían ir a su entrenamiento matutino a las 6:00 am, cabe destacar que Sakusa corría de vez en cuando antes se ir a entrenar con sus compañeros, poco a poco sus horarios de sueño estaban cambiando relativamente.

Los días se volvían más lentos, además de repetitivos y a Sakusa en las noches le daba una especie de escalofríos que recorría todo le cuerpo, Atsumu sabía que era una especie de indicio a un ataque y se quedaba a su lado velando para que durmiera tranquilo.

Las noches para Kiyoomi como para Atsumu eran las más difíciles de pasar en esto del encierro. Al primero porque había momentos en donde no podía respirar y al segundo porque cada cierto tiempo se despertaba para ver el estado de su novio o su sueño no era el mejor.

A la mañana siguiente era lo mismo y el humor de ambos no era del todo agradable, peleaban por cualquier cosa o no quieren hablar con el otro.

Lo peor era que llevaban cinco días de convivencia.

Realmente sentía que en cualquier momento su novio le podría apuñalar un cuchillo cuando se descuide. Aunque era más su mente que le jugaba de vez en cuando ya que si Sakusa planea matarlo contrataría a alguien, jamás se podría ensuciar las manos.

También estaba el hecho del distanciamiento social, dentro del departamento realmente no le hacían tanto caso, Atsumu estaba detrás de Sakusa en casi todo momento. Sin embargo la primera vez que salieron a la calle y ambos vieron a casi todas las personas con tapa bocas volvieron corriendo a casa.

A pesar de su novio intentó varias veces salir de su departamento el pánico siempre volvía, por eso mismo Atsumu era el que salía a hacer la compras y los recaudos.

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