Capítulo 2

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No hay nada como despertarse con el dulce sonido de las cadenas de váter y el agua corriendo por las tuberías.

Al parecer las paredes eran tan gruesas como una enciclopedia, ¡pero los techos y los suelos tan finos como una hoja de papel!

Ya me desperté de mal humor, ¿es que acaso puede ir peor?

Vi como el gato de la suerte movía la pata y abrí los ojos asustados.

— ¡No, gatito, no! ¡No necesito otro pretendiente! –grité.

Llamaron a la puerta y por un momento dudé en ir, pero al final, con un suspiro, me dirigí a abrir la puerta.

— Hola, cariño.

— Ay la ostia – dije cerrando la puerta en sus narices.

— ¡Te traigo el desayuno! –gritó.

— ¡No te lo he pedido! –le grité de vuelta.

Creía haberle dejado bastante claro anoche que no estaba interesada en él.

Miré al gato con el ceño fruncido, ya no movía la pata. Así que supuse que lo que hacía era avisarme de cuando un pretendiente estaría cerca.

Pero… ¡¿tenía que ser ese sujeto uno?!

— Por favor… ni siquiera me dijiste tu nombre.

Rodé lo ojos y suspiré. Tal vez debería darle una oportunidad, por algo ese maldito gato movió su pata.

Abrí la puerta y cogí la bolsa de papel que traía en sus manos, dentro había un donut de chocolate y un café del Starbucks.

Entre dejando la puerta abierta y él entró detrás de mí cerrando la puerta.

— Me llamo Alison.

Me senté en la cama y empecé a comerme el donut.

— Eres nueva en Nueva York, ¿verdad? –Preguntó y asentí- Mi vecino se ha mudado y está alquilando su antiguo apartamento, por si te interesa –dijo con una sonrisa.

Algo saltó en mi mente y aparecieron en mi cabeza unas personitas que no aparecían desde mi adolescencia.

Las hormonas.

Ooooh, está bueno y será tu vecino.

¿No has visto esa peli? ¿Cómo se llamaba? ¿La tentación vive al lado?

¡Por Dios, Alison! ¡Es pelirrojo y tienes los ojos verdes!

¡Y pecas! Oh, Dios. ¿Te imaginas besando esas pecas?

Me imaginaba a mis hormonas corriendo de un lado para otro en mi cabeza incendiando fotos de otros chicos guapos que no fueran Patrick.

Si hacéis eso, chicas, ¿podríais dejar las de Logan y Devon?

Me las imaginé guiñándome un ojo al más puro estilo “Eso está hecho”

— ¿Alison? –la voz de Patrick me devolvió a la realidad.

— Mmm, sí. Tendría que ver el apartamento –dije mirándole.

Lo repasé de arriba abajo y alcé una ceja al verlo vestido con un traje gris y una camisa verde que hacia resaltar sus ojos.

— ¿A dónde vas? –le pregunté.

— A trabajar, mi padre me dio trabajo de publicista en su empresa ya que estudio eso –dijo mirando hacia otro lado, incómodo.

— Lo que me recuerda que tengo que buscar trabajo para mantenerme mientras estudio –me quejé.

— Te ayudaría con gusto, pero tengo que irme –dijo sonriendo.

Love CatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora