4. Bar

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Holaaa! Siento haber desaparecido un tiempo, pero tenía escuela y hasta hace poco estaba época de exámenes. Además, no estaba muy motivada para escribir, así que perdonad la demora. Espero que os guste el cap aunque sea un poquito cortito

P.D. Gracias a todos por vuestros comentarios,, me alegráis el día 😭💗



Diamantes. El pañuelo contenía unos trozitos de diamantes que se le hacían muy conocidos.

«Diamantes.» «Estás perdonada.» «Rubia.» eran las palabras que no paraban de resonarle en la cabeza.

¿Era...? no. No podía ser. Ella la vió. En ese suelo desértico desangrándose. Pero... ¿y si...?

Salió corriendo del auto.

— ¡Espérate!— gritó pero no vió a nadie. Se pasó un tiempo inspeccionando la zona con la esperanza de encontrarse algún indicio que le mostrara dónde podía estar esa mujer, pero nada. Parecía haber desaparecido.

«Esto es demasiada casualidad.» pensaba sin parar. Ella era la única que le llamaba rubia y también era la única que podía tener los diamantes o saber el significado de ellos.

No se pudo concentrar en todo el día. Pero tampoco tenía mucho que hacer, ¿no? Podía intentar buscarla, pero las posibilidades reales de que la encontrara eran casi nulas.

P.O.V. Vivi

— Otro de lo mismo, por favor.— le pedí al camarero por décima vez esa noche.

Me encontraba en una discoteca a las tantas de la noche tras haber peleado otra vez con mi madre. Últimamente discutía con ella casi a diario.

Estaba esperando a que me dé mi pedido y noté la vibración de mi móvil en el bolsillo trasero de mi pantalón. "Luki <3" ponía y decidí cogerlo.

— ¿Dónde estás?— preguntó. — Llevo media hora llamándote y tú no me contestas.—me reclamó y vi que tenía once llamadas perdidas.

— Hola primero de todo, ¿no?

— ¿Estás borracha? Dime dónde estás y te vengo a buscar.— a Lucas lo conocí mientras estábamos en el hotel "el oasis". Lo salvé cuando se tiró a la piscina con una mochila llena de piedras para acabar con todo el sufrimiento que llevaba viviendo por culpa de sus compañeros de clase, que lo acosaban por ser gay.

— Estoy en el "Hades".— le contesté. Él se quedó callado y decidí romper con el silencio. — Mamá ha vuelto a hablar con papá, o más bien mi donador de esperma. Ella no me había dicho nada de eso y no pensaba hacerlo... Si no fuera porque había dejado su whatsapp abierto en el ordenador de casa no me habría enterado. —suspiró.— Hablan, quedan... y lo peor de todo es que le pregunté una vez y me dijo que no. Estoy cansada de esta situación. Papá me hizo mucho daño, pero ella me lo está haciendo más porque me hace vivir en una mentira constante. Espero tanto cumplir la mayoría de edad e irme a vivir a otra parte.

— Nena... no pienses tanto sobre el tema, deja de beber y quédate donde estás. Estoy conduciendo, en 10 estoy contigo, ¿ok?

— Vale. Te cuelgo que casi no tengo batería. Nos vemos.— colgué sin esperar respuesta.

— Pues yo creo que no te hace falta esperar por la mayoría de edad.— dijo una voz que se le hacía conocida.— yo me escapé de casa de muy pequeña. Por razones distintas, eso si.

La miré unos segundos y luego me acordé de quién se trataba. — ¿Zulema? — afirmé sorprendida.

— Leire. Me llamo Leire. — bebió su vaso de un solo trago y se levantó. — Hasta luego.

— No, espera. ¿Y que hago para irme?— no podía decirme eso y luego irse.

— Pues no sé, chica. Piensa. — hizo ademán de irse y la agarré de la muñeca haciéndola parar.

— Por favor. Ayúdame. No soporto más estar así.— insistí.

— En tu caso es más fácil. Le dices a tu mamá que no volverás más, que no te moleste y te quedas en casa de alguien. No sé, amigos o algo.

— La mayoría de mis amigos están de vacaciones. Y no me puedo quedar en casa de Lucas porque no quisiera darles explicaciones a sus padres...

— ¿Y qué hacemos, tía?— el tono con el que me hablaba me exasperaba, pero se me acababa de ocurrir algo.

— ¿Y si me quedo un tiempo contigo?— solté.

— Creo que el alcohol está afectando demasiado a tus neuronas.— bebí de un vaso que se encontraba cerca mío; sabía distinto a las anteriores pero necesitaba un poco de valentía.

— Serán solo unos días. Hasta que encuentre trabajo y consiga ahorrar dinero para poder alquilar un piso. — seguí insistiendo.

— Acuérdate que soy una asesina. Quizás por la noche, mientras estés durmiendo, se me cruce un cable y te degüelle. O, a lo mejor...

Le iba a interrumpir pero de golpe sentí un fuerte mareo y todo se volvió negro.

Después del oasisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora