Nico Di Angelo. Brujo.

Capítulo 1: Ilusión

Campamento Mestizo; Long Island                                                                                                                          25 de Septiembre; 11:25

—Buongiorno, semidioses— el muchacho de cabellos negros murmuró con hastío, con pocas ganas de volver a la monotonía del campamento mestizo. No pudo evitar "casi" poner los ojos en blanco. Tan solo volvía por Will, ese estúpido hijo de Apolo que se había hecho un lugar en su corazón, por Piper, quién era casi como su madre, y a Calipso, que desde que, hace tres años, volvió junto con Leo en Festus, y se declararon pareja, se acercó mucho a él. Y por estúpido que suene, se lleva de maravilla con Annabeth, que pese a ser la novia de su ex-amor platónico, era muy amable y llevadera. Se había ganado la fama de ser una sabelotodo. Y pese a que Will había estado un poco distante antes de su misión, seguían teniendo mucho tiempo juntos. Esto se debe a que Will ha empezado a pasar más tiempo con Jason, Percy y Leo, siendo ellos cuatro un grupo, y Nico con las chicas.

Volvía al campamento después de casi dos semanas de viaje por el mundo, llegó hasta Venecia, donde visitó el mausoleo de sus ancestros y encontró múltiples cofres, todos llenos de libros, pergaminos, cristales, gemas, colgantes y una  alfombra de color negro que tenía grabado el símbolo de su familia a un lado, pero al otro tenía cristales de sal, manchas de sangre y manchas de cera de colores en las esquinas. Tomó un cofre en el que estaba escrito su nombre "Niccolo Oidhche Di Angelo", hecho de serbal y pintado en negro, y se lo llevó.

Estaba en lo alto de la Colina Mestiza, cerca del Árbol de Thalia, quien hacía dos años, murió durante la cacería. Artemisa dijo que le pidió que dejase su alma dentro del Árbol, para así poder proteger con lo último que le quedaba a quienes le habían mostrado el mundo del que de verdad formaba parte. El muchacho sentía un cosquilleo en los dedos, creía que era por el alma de su prima, de quien había tomado como un ideal a seguir pese a formar parte de quienes le arrebataron a su hermana.

Cruzó la barrera, listo para enfrentarse a las miradas que llevaba soportando desde que la Gigantomaquia terminó. Todos sabían que era, quién era y lo que se esperaba de él. Su cuerpo había cambiado. Su abdomen era plano, sus hombros y caderas anchas, pero su cintura era pequeña. Su piel teñida de tonos olivas por el sol, donde había un tatuaje. Dos plumas, una toda negra, y una a rayas, en algunos espacios en blanco, y otros tintados, para representar la unión que tenía con Piper. 

Calipso le había enseñado muchas cosas, estaba aprendiendo las sendas de Circe, que la hija de Atlas había aprendido. Calipso decía que detrás de ese odio a los hombres había una mujer que teme derrumbarse, y ver a otros hacerlo, así que enseñaba la magia a las que demuestran tener lo que hace falta.  

Llegó a La Casa Grande sin advertir las miradas de odio y pena que se le dirigían. Llamó a la puerta, y el centauro abrió. 

Nico

25 Septiembre 11:31

-- ¡Quirón!-- las palabras salen de mis labios velozmente, con la angustia de saber cómo han estado todas después de estas dos semanas. -- He vuelto, si necesitas algo manda a alguien a buscarme.

Corro hacia la cabaña 13, dónde Calipso duerme, para saludarla. Cruzo por delante de la cabaña de Atenea y la de Afrodita, así que llamo a ambas puertas y salen dos hijos de la diosas. Kyle, hijo de Afrodita, y Zach, hijo de Atenea. Ambos me miran y sus rostros se tiñen de rosa, desconozco el porqué. Les pido que busquen a sus hermanas y ambas salen, y sus rostros se iluminan con una sonrisa. Ambas son increíblemente bellas. La belleza de Piper es árida y fuerte, como la brisa del desierto de Arizona. La de Annabeth es suave, y los ojos grises le dan la fuerza de los versos de un poeta ancestral.