Leanaí

Damboke

Me desperté con el sonido de las trompetas y los fastidiosos rayos del sol, ¿Por qué no puedo simplemente no despertar? Vi la hora, 8:45, es muy temprano, me levante para ir al escritorio que se encontraba en una de las esquinas de la habitación, tome un libro sin siquiera lee el título, ni siquiera vi la portada solo sabía que era de magia, me tire en el piso a leerlo, necesitaba estar despierto para cuando alguien viniese.

-Magia negra? Las escobas entendieron mal, pero ya que... si encuentro algo que me sirva qué más da que sea lo que utilice.

A decir verdad, el libro era interesante, encontré algunos hechizos sorprendentes y otros que me dan miedo de tan solo recordar. Nunca use un hechizo que Donald o Merlín no hayan querido enseñarme, así que por más interesantes que me resulten me temo que enloquecerían si me ven haciéndolos.

"El corazón no cambia, nunca lo ha hecho y nunca lo hará, podrá volver a nacer o perderse en la oscuridad, pero siempre será el mismo"

-Otra vez esa frase?

"Si bien es verdad que no se puede cambiar un corazón, este si puede ser alterado, un corazón funciona igual que los recuerdo, es momentos, experiencias, emociones y sentimientos que uno almacena en él. Es más sencillo alterar la mente, pero un corazón es difícil mas no imposible, se tiene que ser cuidadoso puesto que el hechizo es muy peligroso. La magia romperá el corazón..."

-Hasta restaurarlo, regresándolo a su forma más pura...

Una sonrisa se dibujó en mis labios, era exactamente lo que estaba buscando. Me di una ducha y me alegre lo más rápido que pude, ya sabía que tenía que hacer, y ya que Maléfica no esta en disposición de ayudarme tendría que recurrir a mi tercera opción, ¿Y qué hay de la segunda? Sencillo Madam Mim quiere convertirme en un canario para encerar me en una jaula así que ni loco iría con ella.

Salí prácticamente corriendo de mi habitación, necesitaba llegar rápido al taller de la nave Gummi.

-Por qué tanta prisa?

-Lo siento, ¿son para mí? -Pregunte casi babeando al ver lo que Riku traía consigo, pasteles de chocolate, y un montón de dulces deliciosos-

-Si, bueno ya sabes, no has comido muy bien últimamente y aun que estoy en contra de que comas tanto dulce pensé que te podría alegrar que los comiéramos juntos...como antes

-Gracias -Le di un beso en la mejilla y me apresure a tomar algunos de los dulces guardándolos en mis bolsillos- pero lo siento, hoy me levante con muy buen humor así que saldré un rato para desestresarme de estar en el castillo, --Esperaba que se decepcionara, aunque fuera un poco por mi respuesta, pero en lugar de eso solo me sonrió- ¡es posible que no regrese hasta la tarde así que no me esperes despierto! -Bromee mientras retomaba mi camino, lo vi hacer un ademan con la mano despidiéndose-

...Cuando regrese ya no volveré a estar triste...

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Podía escuchar como los animales salvajes que vivían en aquel bosque me asechaban, aunque ninguno de ellos se atrevería a atacarme, abrase más mi capa a mi cuerpo, el frio se estaba volviendo insoportable. No hacía más de unos diez minutos que había comenzado a seguir a aquellas luces; tal y como la princesa me había explicado solo fue cuestión de tiempo para que las "luces mágicas" aparecieran después de haber llegado a los pilares de piedra. «No sé para que la buscas, pero confió en tus decisiones Sora, solo te pido que tengas cuidado ya has visto de lo que es capaz esa bruja.» las palabras de la arquera resonaban en mi mente cada vez que me acercaba más a aquella cabaña. «No tienes de que preocuparte, me las se apañar solo, no me pasara nada.» quería un nuevo comienzo, uno en el que no volviera a estar roto... solo esperaba que las cosas no salieran mal.

⊱⋅ ──────────── ⋅⊰

-Buenas tardes jovencito en que puedo ayudarte?, puedes ver todo lo que gustes, la mercancía está en oferta

-Quisiera un hechizo

-Creo que te equivocaste de lugar, como podrás ver solo soy una humilde talladora de madera, no tengo hechizos, pero si un hermoso tótem que sé que te puede gustar

-Pero necesito un hechizo, te cuento, quiero algo que...

- ¡No soy una bruja! solo mis clientes insatisfechos dicen eso

-P-pero...

-Si no vas a comprar nada...adiós

-Bien comprare algo! -Grito al ver los cuchillos y diversas herramientas de tallado apuntando en su dirección-

-Sabia decisión mi niño, vamos ve lo que quieras

-Soltó un sonoro suspiro cuando las herramientas cayeron al suelo. Se paseo por la pequeña cabaña observando cada una de las figuras, si iba a gastar su dinero en algo debía ser algo que le gustara, ¿no? - Quiero este -Tomo un colgante con la forma de un "Lauburu", era bonito y estaba bien trabajado, se lo podía obsequiar a Kairi después de todo-

-Excelente decisión jovencito, creo que tengo una caja perfecta para eso...

-Todavía no termino, -la interrumpió- quiero el colgante y un encantamiento

-Estas seguro de lo que estás haciendo?

- ...quiero un hechizo que repare mi corazón, que me ayude a olvidar todo lo que ha pasado

-Y con que piensas pagar lo que me pides?

-Esto sería suficiente? -Dijo mostrando un gran saco lleno de platines-

-Podría ser, pero no, como ya deberías de saber los platines no son una moneda muy comercial en este mundo así que me temo que te tendré que pedirte que te vallas

- ¿Que? ¿Entonces con que puedo pagarle?

La anciana parecida pensárselo durante unos segundos mientras inspeccionaba al castaño de pies a cabeza

-Ese collar que llevas parece valioso, tal vez puedas cambiármelo por lo que me pides

- ... ¿M-mi collar? Pero fue un regalo, ¿no hay otra cosa que quiera? Cualquier cosa yo se la puedo traer

-No, es el collar o nada, ¿hay trato o no?

Tomo la corona que adornaba la cadena, el collar no tenía tanto valor, él lo sabía, inclusive en algunas partes la cadena había compensado a perder su brillo, pero aun con eso la anciana tenía razón, algunas cosas son valiosas de otras formas, y ese collar era lo más valioso que el tenia, su padre de lo había dado en uno de sus cumpleaños unos años antes de morir, y desde entonces no se lo había quitado a excepción de un par de veces.

-... -Llevó sus manos temblorosas hacia el seguro de la cadena para desprenderlo, miro a la anciana y después a la cadena que ahora yacía en su mano, ¿en verdad valdría la pena? - ...solo prométame que no le ara nada...

-Es hermoso -Escucho decir al cuervo que admiraba el collar junto a la bruja-

-Muy bien niño, ahora salte, chu...chu fuera

-A dónde va?

-Listo -Vio a la bruja chasquear los dedos una vez que ambos estuvieron fuera de la cabaña-

-Pero que está haciendo?

-Jamás conjures donde tallas madera, muy importante