親友たちです ©

XV

—Entonces por falta de miembros ¿me ascenderán a miembro oficial?— cuestionó Aren a Konan, ellas se llevaban muy bien pese al poco tiempo que habían pasado juntas

—Si, después de probarte note que tus habilidades son tan buenas como las de Itachi-san, cuando haya anillos disponibles te daremos uno— hablo la mayor.

—Claro, será genial.

...

Pain aún no confiaba completamente en los nuevos integrantes, así que pusieron en equipo con Orochimaru a Aren por petición del mismo.

—Y dime Aren-chan, ¿Tienes especialidades?

—Si

—¿Quieres decirmelas?

—No, ¿Tu quieres que te las diga?

Orochimaru la miró divertido

—Por supuesto

—Genjutsu, kenjutsu y cualquier naturaleza.

—Sorprendente

—¿Me dirás las tuyas?

—No lo creo, me haría sonar egocéntrico

—¿Aún más?

Orochimaru rió con ganas

—Ya vamos Aren, debemos de infiltrarnos

—¡Hola chicos!— grito Aren llamando la atención de todos los que estaban ahí

—¿Y tú eres?— pregunto un castaño mirándola fijamente

—Esperaba a que me lo preguntaras...— activo su sharingan y lo miro— Tu peor pesadilla

Aquellos hombres no tuvieron tiempo de gritar pues cayeron al suelo dentro de un efectivo genjutsu

—Ya me agradas— dijo el hombre serpiente pasando a su lado.

...

—Hey Konan— saludó Aren entrando con las manos llenas de cabello café

—¿Que traes ahí?— hablo mirando asqueada el cabello.

—Kakuzu se lo pidió, le ofreció dinero

—¿Ya llegó Itachi y Kakuzu?— pregunto la castaña

El susodicho entró al lado de Itachi

—¡Kakuzu-sempai! ¡Mi paga!— exclamó Aren caminando hacia él

Itachi la miró confundido y ella se encogió de hombros.

—Tu paga— tendió dos billetes.

—¿Que?— chillo la chica—¡Pero si por conseguirlo me cortaron mi cabello con una shuriken!— grito mostrando su cabello.

—No me importa— contestó aquel hombre

—Pierdete— gruñó Aren tomando los billetes y dándole el cabello.

Orochimaru se rió

—Vamos Hebi-sempai, debemos darle el informe a Pain-sama— dijo la chica caminando hacia la oficina de Pain con el Sanin detrás.

—No me llames así— hablo Orochimaru

—Hebi-sempai— se burló la castaña.

...

Cierta chica rubia miraba asombrada la nieve caer, un azabache la observaba a cierta distancia, la chica dio vueltas y retrocedió intentando atrapar un copo pero piso su capa, el azabache corrió hacia ella e intentó detener su caída pero cayó junto con ella en la nieve dejando sus rostros cerca, la rubia sonrió pero al ver la cara seria del azabache desapareció aquella sonrisa y miró los labios del otro, él hizo lo mismo.

De un momento a otro la rubia tomó del cuello al azabache y unió sus labios en un apasionado beso, al principio por la sorpresa el chico no reaccionaba pero le correspondio el beso unos segundos después.

El beso subía de tono y la temperatura de ambos se elevó tanto que el cabello de la rubia se torno castaño, se separaron mínimamente y un hilo de saliva se dejó ver, volvieron a unirse en un beso desesperado provocando que ciertas partes de ambos reaccionaran, el azabache intrudujo una de sus manos en el pequeño espacio que dejaba la capa y se colo dentro de la blusa de la rubia, se separaron avergonzados cuando sintieron una presencia caminar en su dirección, ambos se miraron sonrojados al darse cuenta de lo que habían hecho.

Cuando Aren despertó su pecho subía y bajaba agresivamente, cierto lugar de su cuerpo estaba totalmente húmedo y su corazón latía desbocado, aquel sueño había sido tan realista, se levantó apresurada y tomó su ropa para así darse una ducha fría, aquella castaña pensó que no sería capaz de ver a los ojos a Itachi por un tiempo.

Cuando terminó salió ya vestida y camino hasta su habitación, encontró al dueño de sus pensamientos sentado en su cama pasándose el cepillo de la castaña sobre su cabello, a Aren le pareció extremadamente sexi y por poco y aquel líquido carmesí escurre por su nariz, se contuvo y camino hacia el sin mirarlo, se dejó caer en la cama a su lado.

—Tu cabello está mojado, deberías secarlo— sugirió el muchacho

—Si— contestó tapando sus ojos avergonzada al sentir cierta sensación en su vientre

—Ven— hablo jalandola para que se levantara

La castaña se sentó y el azabache comenzó a cepillar el cabello de la chica suavemente.

—Ya casi es invierno— comentó la chica intentando calmar su corazón.

—Así es.