Las 4:12 de la mañana. ¿Qué me pasaba? Me era imposible dormir. Cerraba los ojos, daba trillones de vueltas y cuando estaba en la postura cómoda y a punto de caer en el sueño, ¡zas! Abría los ojos como platos recordando lo que había pasado esa mañana... ¿Por qué? ¿Por qué mi mente no se deshacía del nombre de "Mikel"? ¿Por qué no podía olvidar a ese chico? Después de tantas preguntas, mis neuronas se cansaron y decidieron relajarse, hasta que caí en un profundo sueño.
A la mañana siguente estaba muy cansada ya que las horas de sueño habían sido escasas. Pero era el segundo día de instituto, y debía levantarme.
Cuando el zombie de Vera (yo) subía las escaleras para llegar a mi clase entre lo poco que veía pude percatarme de la figura de él. De la figura de Mikel. Pero debía pasar de él. No podía olvidar lo de Lucía. Así que haciéndome la tonta agache la cabeza y cuando creía que me había librado de él, pude sentir su aliento en mi cuello, entonces me detuve. El susurro de su voz me dijo: " Señorita Vera. ¿No piensa usted saludarme?"- Me giré poniendo mi cara a milímetros de la suya y no pude evitar sonreír como una tonta olvidandome de la hora, del mundo, y de mi amiga Lucía que se acercaba observándonos. Después de quedar mirándonos tres segundos más, vi de reojo a Lucía. Rápidamente me aparté de él. Mi amiga ya estaba a nuestro lado, y dijo: "Vaya, ya os conocéis"- y sonrió. "Eh, sí. Acabo de chocarme con ella, ¿sois amigas?"-Añadió él. Lucía esperaba a que yo contestara, pero a mi no me salían las palabras, por lo que contestó ella. "Sí, ella es Vera. Es mi mejor amiga durante mucho tiempo"-Yo asentí. El timbre sonó y después de despedirnos, cada uno se dirigió a su clase.
Fue una mañana de esas en las que miras al profesor muy atentamente, pero en realidad solo le ves mover la boca estando tú en otro mundo. Ay...no terminaba de saber qué era lo que me estaba pasando con este chico. Era el último que me tenía que gustar, había muchos chicos más guapos que él, y no podía sacármelo de la cabeza.
Pasaron los días, y después de un mes yo le seguía viendo pero le ignoraba, le evitaba, ni siquiera le saludaba... Y notaba como cada vez que pasaba por su lado me miraba fijamente. Pero por otro lado estaba mi amiga todo el día hablandome de lo mucho que le gustaba Mikel.
Otro día más de instituto y otro día más ignorándole... Por fin las 14:00h, por fin nos íbamos a casa. Yo vivía totalmente al contrario de todas las personas a las que conocía por lo que siempre me tocaba irme sola. Pero esa vez, alguien me acompañaría.
Escuché a alguien corriendo detrás de mi, pero por algún motivo no me di la vuelta hasta que se puso a mi lado y me agarró la mano. Era él... Y hay que ver qué nerviosa me puse, y como de costumbre, los nervios y el pensamiento que tenía de no fallar a mi amiga me hicieron contestarle muy borde. "¿Pero qué coño haces?"-él venía sonriendo y su cara cambió. "Tampoco te pongas así... Me apetecía estar contigo"- Jo, me gustaron tanto sus palabras...-"Pues buscate a otra que te compadezca, yo no te sirvo"- esa fue mi estúpida contestación. Yo creía que era lo mejor para todos. "Vamos, Vera... no seas así... dame una oportunidad" "¿eres retrasado mental, Mikel? ¿No comprendes que no quiero nada contigo?"- Él se detuvo frente a mí-"Vera, tus ojos no me dicen lo mismo"- Nunca me había gustado mi nombre, pero sonaba tan bonito pronunciado por él... Me quedé callada y añadió: "¿Por qué me llevas todo este tiempo ignorando?"- Yo miraba hacia abajo... No le quería responder. Era demasiado impulsiba, seguro que se me escaparía el secreto de mi amiga. "Habla, dímelo, por favor..."-Y la acumulación de sentimientos me pudo...Levantando mi cabeza, alzé mi voz y cayéndose una lágrima por mi mejilla dije: A LUCÍA LE GUSTAS, JODER. Le gustas, y yo no soy quien para fastidiarle todo a una amiga que ha hecho tanto por mi ¿te enteras?- Su mirada.. Su mirada era confusa. Le costó contestarme pero lo hizo:" ¿y tú? ¿y en cuanto a ti qué? ¿y en cuanto a mi?" No le respondía y puso su mano en mi cara de manera que su dedo pulgar limpió mis lágrimas-"respondeme..."-añadió. Cogí su mano, y apartándola de mi rostro le dije:"olvidate de mi..."
Me fui corriendo y él se quedó parado, y apretando su mandíbula pegó un puño a la pared. Yo llegué a mi casa y fui directa a mi habitación, me tumbé en la cama y lloré. Lloré de tristeza, de rabia... Lloré de amor. Mikel me estaba enamorando.