16 De Octubre | Kiribaku

● Único ●

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15 de octubre, jueves.

07:57 a.m.

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Se había levantado esa mañana con la clara idea de desayunar y salir a pasear con su (por el momento), mejor amigo.

Salió al pasillo y echó un vistazo a la puerta de al lado.

"¡Mañana es mi cumpleaños!"

Se paró frente a la puerta del rubio

"Blasty no me va a gritar..."

Toco la puerta.

"¿verdad?"

Espero a escuchar el habitual grito de "¡¿Qué mierda quieres, Shitty Hair?!" Para contradecir sus pensamientos.

Pero...

Nada.

Silencio.

-¿Blasty? ¿Estás ahí?

Tocó otra vez.

Nada.

"¿Aún estará dormido?"

-¿Baku? ¿Sigues dormido?

Estaba empezando a preocuparse.

Bakugou siempre abre la puerta, aún si está recién despierto.

Tocó una vez más.

No hubo respuesta.

Sumamente preocupado, giro la perilla.

La puerta estaba abierta.

Pero, dentro no había nadie.

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Hizo lo primero que se le ocurrió en ese momento.

Hablar con Aizawa-Sensei.

Grave error.

Ahora se encontraba con prohibición total de salida.

No podía ni pensar en el hecho de que Bakugou había desaparecido, tal vez secuestrado (otra vez) y de que esta vez realmente no podría hacer nada para ir a rescatarlo.

"es por tu seguridad"

"¿Mi seguridad? ¡¿y qué hay con la seguridad de Bakugou?!"

Camino de un lado a otro de su habitación mientras les contaba a sus compañeros lo sucedido por el grupo de la clase. Esperaba que alguno de ellos le dijera algo como "No te preocupes, yo iré a buscarlo"

Pero no, la mayoría de sus respuestas giraban en torno a lo mismo.

"Déjaselo a los profesionales"

En estado de desesperación salió al pasillo y entró a la habitación del peliceniza.

Se sentó en el borde la cama observando la poca decoración y el fuerte olor a caramelo que tanto le gustaba. Divisó un polerón de color negro con bolsillos delante en la silla del escritorio.

Se acercó y se lo puso sobre su camiseta blanca y sus jeans claros. El polerón le cubría los muslos por el gran tamaño, pero no le importo. Se lanzó a la cama queriendo llorar.

Bakugo estaba desaparecido.

El chico del cual estaba enamorado estaba desaparecido.

Si, estaba enamorado del pelo cenizo, no sabía desde cuándo, ni siquiera el cómo.