Capítulo tres: Odio
''No era su culpa''
Todos los días después de ése fatídico día se recordaba que no era su culpa, no lo fue ¿Verdad?
Fue de Rin, siempre tenía que ser él, quien nació primero, quien obtuvo los poderes de Satanás, quien debilitó a Shiro... fue su culpa, él fue débil, tan débil que tuvo que recurrir a la herencia maldita de Satán para lograr algo, y aún así solo causó desgracias.
Lo odiaba.
Lo odiaba tanto, por su culpa los demonios comenzaron a atormentarlo en su niñez, y aunque hubo un tiempo en que lo amó como a nadie y juró protegerlo, siempre supo que su hermano ya no tenía solución.
—Durante ésta clase hablaremos sobre...— el sonido de la puerta abriéndose con fuerza tras una patada interrumpió el inicio de su clase, del otro lado, Shura mantenía su rostro serio mientras ingresaba al aula.
—Cobarde— saludó la mujer a Yukio, provocando al joven, lo hacía desde antes de que Rin muriera y después de la tragedia solo empeoró — Clase— saludo al resto de los adolescentes mientras pasaba al lado de Yukio empujándolo con el hombro hasta llegar al escritorio y sentarse en él —El director me pidió que la clase de hoy la diera yo, así que se callan y escuchan— más de uno tragó grueso.
La muerte de Rin había cambiado mucho las cosas, Shura no era amigable con ninguno de ellos, tal vez ocasionalmente con Izumo, pero solo por que la chica era igual de despectiva con sus compañeros; la chica se había alejado de absolutamente todos y solo se la pasaba con Paku en las clases regulares.
—Entonces, hablemos sobre demonios, assiah y gehenna— Suguro abrió los ojos sorprendido para luego bufar y poner una cara aburrida.
—Ya sabemos todo éso— respondió de manera arrogante, Shura levantó una ceja en su dirección y le dio una sonrisa sucia.
—Ya veo, entonces me imagino que sabes que los humanos al morir, depende del estado de su alma van a gehenna y se convierten en demonios o van al mundo de los espíritus donde maduran hasta reencarnar nuevamente— todos los estudiantes, incluso Yukio estaban estupefactos —Veo que no, entonces, Suguro, recomiendo que cierres la boca sucia e ignorante que tienes y escuches, tal vez si aprendieras a hacerlo ninguna persona terminaría como Rin — disfrutó del silencio sepulcral que vino tras sus palabras, el nombre del gemelo de Yukio era como un tabú entre ellos. Ya no lo mencionaban y si lo hacían nunca decían su nombre.
—Ahora, ésta información no se le da más que a los exorcista de clase alta, a punto de convertirse en paladines— levantó la mano callando a cualquiera que intentara interrumpir —Y se les dará un conocimiento general del tema debido a los últimos acontecimientos; éso incluye el exorcismo exitoso del Rey impuro y el suicidio de Rin Okumura, el Director Mephisto me pidió que les enseñara para que estuvieran preparados—
No podía negarlo, a Shura le encantaba ver el rostro compungido de Yukio, y tal como lo había dicho Rin, él lo merecía, merecía cada palabra que tenían para darle, algunos de los exorcistas más jóvenes lo veían con enojo (sobre todo aquellos que tenían hermanos mayores), los exorcistas mayores; solo algunos de ellos, lo veían con decepción. El director Mephisto fue quién había encontrado el cuerpo en aquélla torre del colegio, él fue quien leyó la carta primero y con una mirada confundida había leído en voz alta para todos los exwire, Yukio, Shura y los exorcistas que lo cuidaron mientras crecía; Nagamoto, Kyodo, Maruta e Izumi no le dirigieron la palabra y ni una sola mirada más desde aquél día a Yukio y éso había sido un duro golpe para el muchacho que siempre los había visto como familia y simplemente se alejaron de él, las palabras dichas por Kyodo y Maruta resonaban en su mente.
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Lacrimae Sanguinis
FanfictionLágrimas de Sangre | Libro 1 | Muerte Estaba tan cansado. Pero tomó una decisión y en ése momento, las consecuencias no le importaron. Lo odiaba, lo odiaba tanto, odiaba su vida como era ahora, a Satán por quitarle a su padre y a él... debería ser...