Jimineo

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Cuando era un pequeño niño, mi mamá solía leerme historias y cuentos para dormir.

Normalmente eran pequeños relatos inocentes, esos que cualquier niño conoce, ya saben, Los tres cerditos, Caperucita, Pinocho y muchos más, pero una noche decidió que quería leerme su historia favorita:

Romeo y Julieta.

Ella estaba al tanto de que yo solo era un niño, incluso me dijo que lo más probable es que terminase llorando por días enteros luego de conocer el final de esa trágica historia de amor. Sabiendo esto, y como el pequeño curioso que era -y que sigo siendo-, le dije que no importaba, y que quería escucharla lo antes posible.

Fue así como comenzó el relato. Este tardó muchos días. Por mucho que quisiera escuchar lo que seguía, la historia no era como los cortos cuentos infantiles que mamá solía leerme y yo seguía siendo un niño con cansancio por las actividades del día a día.

Esta narraba la trágica historia de amor de una joven pareja: Romeo Montesco y Julieta Capuleto.

Ambas familias eran las más poderosas de la ciudad de Verona, pero eran enemigas entre sí. El príncipe de Verona, harto de las peleas, declaró un acuerdo de paz entre estas y, si violaban dicho acuerdo, deberían pagarlo con la muerte.

Por un infortunio del destino, Romeo y Julieta se conocen en la fiesta de cumpleaños de esta última, durante un baile de máscaras y se enamoraron perdidamente, a primera vista.

Romeo se encontraba en esta por un acto de despecho hacia una mujer, miembro de los Capuleto, y debido a esto había acudido sin invitación. Pero al llegar y ver a Julieta, se deslumbró por esta e hizo todo lo que pudo para estar con la que sería su alma gemela.

Julieta ya estaba comprometida en matrimonio con un Joven de renombre llamado Paris, sin embargo, decidió darle la espalda a su familia y seguir a su corazón.

Romeo y Julieta viven un amor prohibido y condenado por sus familias. Se casaron en secreto, en una ceremonia realizada por el fraile Lorenzo, confidente de Romeo.

Pero ocurrió un incidente. Tybaldo, primo de Julieta, se dio cuenta de la presencia de Romeo en el baile de máscaras. Retó a duelo a Romeo, mas este se rehusó al considerarlo pariente, pero su amigo Mercucio aceptó.

Tybaldo mató a Mercucio, y Romeo lo mató a él en venganza. Ante tales hechos, el príncipe de Verona sentenció al exilio a Romeo.

El matrimonio con Paris había sido adelantado por el padre de Julieta y esta, desesperada, acude al Fraile Lorenzo en busca de auxilio. Este le propuso tomar un elixir para hacerla pasar por muerta ante su familia, para posteriormente huir con su amado y él le daría el mensaje a Romeo.

Lastimosamente Romeo no recibió nunca el mensaje, así que al ver a su esposa muerta en la cripta, se envenenó. Pasado el efecto, Julieta despierta y encuentra a su amado muerto, desesperada, toma su daga y dio fin a su vida.

Para sorpresa de mi madre, me gustó mucho el relato. En mi inocencia -y por la poca información que tenía sobre el tema-, consideré que la pareja se había quitado la vida para estar juntos en el cielo y vivir, por fin, ese amor que en la tierra de los vivos no pudieron alcanzar.

Con este argumento, la novela se convirtió en mi "cuento" favorito de infancia.

El tiempo pasaba y fui creciendo. En ese momento ya tenía más conciencia sobre las cosas, y fui entendiendo cosas que, en mi ignorancia de niño, no había comprendido en aquella época, y también fui haciéndome más preguntas, tales como: ¿En serio iban a sacrificar sus vidas por un amor de menos de una semana?, ¿Romeo tenía que vengar la muerte de su amigo?, ¿El padre de Julieta pensó que adelantar el matrimonio haría feliz a su hija?, ¿El Fraile Lorenzo siquiera intentó comunicarse con Romeo?

Además, me inquietaba la edad de Julieta. Todas estas cosas lograron que me burlara de mi yo del pasado y que el libro perdiera su puesto como mi favorito.

Claro que todas estas críticas al libro las pensé sin antes considerar el tiempo en que transcurría, pero ya el daño estaba hecho, no volví a leer el libro y pasó a ser solo un recuerdo más.

O bueno, eso hasta ahora.

¿Por qué lo digo?

Pues los juegos del destino hicieron que Romeo y Julieta fuera mi libro favorito en la infancia, mi libro más odiado en la adolescencia y mi historia en la juventud.

Se preguntarán «¿Qué cosas dice este loco?», pero así son las cosas.

Romeo y Julieta, luego de mi adolescencia, había pasado a ser una novela más del montón y pensé que ya no tendría un espacio en mi vida, pero las jugarretas del destino habían logrado que este clásico volviera a formar parte de mí.

¿Cómo? Pues con la entrada de Jungkookie a mi vida.

Mi amor por Romeo y Julieta había muerto, mas no el amor que le tenía a la literatura. Me la pasaba horas y horas sentado en la biblioteca devorando los libros que encontraba, fuesen de amor, acción o suspenso, siempre los leería hasta la última página.

Conocí a Jungkook en la biblioteca, yo me encontraba buscando algún libro nuevo que me pareciera lo suficientemente interesante para leer, mientras que él buscaba algo en específico. Como la biblioteca era casi mi segundo hogar, le ofrecí mi ayuda en su búsqueda. ¿A que no adivinan el libro que buscaba?

Pues sí, era Romeo y Julieta. Cuando escuché el nombre no pude ocultar mi cara de disgusto, cosa que Kook no pasó por alto. Claramente sabía dónde se encontraba el libro, así que lo guié hasta él y en ese momento aprovechó para preguntar por mi obvio rechazo hacia el libro.

Fuimos hacia una mesa y le comenté todos mis problemas en tanto al libro; él escuchó todo atentamente. Cuando finalicé, me dijo que ese era su libro favorito y que iba a lograr que volviera a amar dicho libro con tanta pasión como él.

Intercambiamos números y así comenzamos a llevarnos. Pasábamos enviándonos mensajes por horas y horas, teníamos llamadas que parecían infinitas y salíamos a dar pequeños paseos por parques cercanos a la biblioteca.

En todos los encuentros, él no perdía el tiempo en explicarme su profundo amor por la novela.

Con el pasar del tiempo, empecé a amarla tanto como él.

Pero no solo a la novela, también empecé a enamorarme de Jungkook.

Cuando terminó de relatarme su punto de vista sobre la novela, pensé que nuestra comunicación llegaría hasta ahí y que tendría que resignarme a vivir con un amor al cual nunca podría darle rienda suelta, pero Kookie volvió a sorprenderme. No cortó comunicación conmigo, en cambio comenzamos a hablar de libros que ambos habíamos disfrutado o a tener pequeñas discusiones cuando no estábamos de acuerdo con la opinión del otro respecto al libro en cuestión.

Los sentimientos que tenía hacia Jungkook no hacían más que crecer, y consideré guardarlos al pensar que no era correspondido y, de nuevo, Kookie me sorprendió. Me citó en la biblioteca, me puso todos nuestros libros favoritos enfrente y me hizo leer pequeños párrafos de cada uno, en orden. Lo curioso era que cada uno tenía una sola palabra subrayada, y al juntarlas todas formaban un:

«¿Quieres ser el Romeo de mi Julieta?»

Jimineo y Kookliet → Kookmin TSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora