1. Dentro de la rutina

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Podía escuchar el sonido del reloj que corría segundo a segundo, el maestro y mis compañeros hablaban, pero se quedaban en el fondo de todos los sonidos. Escuchaba los latidos de mi corazón, mi lenta respiración, las gotas de agua que caían una a una, con un sonido estruendoso al romperse en la ventana. Al fin sonó el timbre, todos salían del salón en estampida, se formaban en las filas de la cafetería, otros corrían con sus amigos a las canchas. Los estudiosos de la clase se quedaban dentro del aula leyendo libros o resolviendo sus tareas. Un grupo de chicas observaba jugar a sus compañeros en las canchas mientras hablaban sobre cuál era el más musculoso, el más guapo o el más alto.

Yo solo observaba todo de lejos, así transcurrían los días para mí. No formaba parte de ninguno de esos grupos, mi mente no alcanzaba para tanto. Ya era bastante agotador para mí preocuparme por tener notas decentes, trabajar medio turno y cuidar de mi madre y mis hermanos. No podía darme el lujo de vivir una vida normal como la de otros chicos en el colegio. Ellos tenían otras preocupaciones, pero las mías eran convertirme en una adulta mientras veía a mis amigos ser jóvenes.

Cuando al fin se acababan las clases, tomaba el primer bus que pasara en la esquina de la calle, hacía tareas dentro de un camión en movimiento, se notaba en la letra casi ilegible. Esa era la única forma posible, de otro modo hubiera llegado al trabajo a moverme de mesa en mesa durante 6 horas, al salir hubiera regresado a casa a limpiar, dar de cenar a mis hermanos Jane (De ocho años) y Ryan (de seis). Hubiera dado sus medicinas a mamá y hubiera terminado a altas horas de la madrugada sin haber hecho mis deberes de la escuela. Tampoco podía darme ese lujo, debía irme bien en el colegio si quería tener algún futuro.

Recuerdo cuando mamá todavía hablaba, me decía una y otra vez que lo más importante era que estudiara y me asegurara de tener un buen futuro. Nunca supe por que lo repetía tan insistentemente, hasta ahora. Pero yo nunca me imaginé que en algún punto de mi vida tendría que asegurar mi futuro sola. Y no solo el mío, sino el de dos pequeños y el de una mujer que fué mi madre algún día, hasta que tuve por una u otra razón tuve que convertirme en la suya.

...

Al fin he llegado a casa, estoy completamente agotada. El día de hoy hubo más gente de lo normal en el café en el que trabajo. Al entrar a mi casa veo juguetes tirados por todo el piso, Peter y Jane se han quedado dormidos en la sala frente al televisor encendido. Cargo a cada uno a sus habitaciones, quito sus juguetes del piso y apago el televisor. Me dirijo a la cocina, ahora tengo que limpiar el desastre que dejan mis pequeños hermanos. Hoy como todas las noches, preparo la cena de mamá y la llevo a su cuarto. Al entrar me mira con sus ojos azulados, le doy sus medicinas y me siento junto a su cama, le doy la mano hasta que se queda dormida de nuevo y después salgo, me voy a mi cuarto e intento descansar escasas cinco horas. En realidad, nunca puedo hacerlo.

Al apagar las luces me siento miserable, me siento tan agotada que quisiera dormir y nunca despertar. La tristeza me invade, de mis ojos brotan algunas tímidas lágrimas mientras me imagino si algún día mi vida cambiará. A veces me imagino lo que sería ser una niña de nuevo, me imagino que papá no muere y mamá nunca enferma. Que somos una familia feliz. Veo a mi yo de siete u ocho años jugando en el parque saltando a los brazos de mamá. Nos imagino viendo algún programa de televisión por las tardes, pienso en cómo sería si él me llevase al colegio y si pudiera despedirme de él con un abrazo y un beso en la mejilla todas las mañanas. Tras algunos segundos regreso abruptamente a la realidad, escucho a Jane llorar y voy rápidamente a su cuarto, la acompaño mientras llora inconsolable hasta quedarse dormida nuevamente.

A veces pienso que ya no puedo más, quisiera dejar este mundo y todos sus problemas, ignorar todo y a todos los que me rodean y vivir por siempre en mis pensamientos, que son el único lugar en el que puedo realmente ser feliz. Pero al ver a mis hermanos, veo a dos criaturas desprotegidas vagando solas por el mundo, veo a mi madre sola y aterrizo en la realidad, o al menos en MI realidad. Comprendo que hay personas que dependen de mí y yo siempre les daré mi apoyo completo e incondicional, pero... ¿Es esto justo? ¿No debería yo estar hablando con mis amigas sobre chicos o sobre el profesor guapo del colegio? ¿Acaso no deberían ser mi única preocupación los problemas de adolescentes y las buenas notas?

...

El despertador ha sonado por minutos y yo apenas pude escucharlo. Soñaba que nadaba en un enorme lago, el sonido del agua que corría me ha impedido oír el estruendoso pitar del horrible aparato. Veo el reloj, son las 8:15. Salto de la cama, tomo una rápida ducha y me arreglo lo más rápido posible. Se me ha hecho muy tarde, salgo corriendo de casa con Peter y Jane, cada uno me toma de una mano. Cruzamos corriendo la avenida y al fin llegamos a la parada del autobús, por suerte aún está el autobús escolar esperándolos.

Voy caminando por la Avenida, mis pequeños hermanos ya partieron al colegio. Apresuro el paso ya que estoy por llegar tarde a la escuela, al doblar una esquina choco accidentalmente con el hombro de alguien y caigo de rodillas al suelo. Una mano se acerca hacia mí, la tomo y me ayuda a levantarme.

-Lo siento, venía tanta prisa que no miraba por dónde caminaba- digo apenada mientras subo la mirada para ver la figura de aquella persona con quien había chocado. Era delgado y su espalda era ancha, puedo notar que en sus brazos se marcan sus venas, lleva un pantalón de mezclilla, una playera negra arremangada y un reloj en la mano izquierda. Subo más la mirada para ver su rostro, hay algo en el que no puedo describir del todo. Es atractivo, sus ojos son de un profundo azul grisáceo y su cabello algo alborotado era de un color castaño oscuro.

-No tienes que preocuparte, fue un accidente- me contestó cortésmente y con una sonrisa en el rostro.

Lo miro a los ojos y le devuelvo la sonrisa, después sigo mi camino. Apresuro aún más el paso ya que las puertas del colegio están por cerrar. En la entrada me encuentro con Emma, mi mejor amiga desde la escuela primaria. Nos abrazamos y entramos corriendo al salón. El día transcurre con normalidad, al salir subo al autobús, hago rápidamente mis tareas y llego al café "Brisas". La jefa me saluda con una gran sonrisa como de costumbre, guardo mi mochila y comienzo a trabajar.

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❤️ ❤️ 𝑯𝒐𝒍𝒂 𝒂 𝒕𝒐𝒅𝒐𝒔! 𝑴𝒖𝒄𝒉𝒂𝒔 𝒈𝒓𝒂𝒄𝒊𝒂𝒔 𝒑𝒐𝒓 𝒍𝒆𝒆𝒓 𝒉𝒂𝒔𝒕𝒂 𝒂𝒄á. 𝑬𝒔𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒔𝒕é𝒏 𝒅𝒊𝒔𝒇𝒓𝒖𝒕𝒂𝒏𝒅𝒐 𝒔𝒖 𝒍𝒆𝒄𝒕𝒖𝒓𝒂 𝒕𝒂𝒏𝒕𝒐 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒚𝒐 𝒅𝒊𝒔𝒇𝒓𝒖𝒕𝒐 𝒆𝒔𝒄𝒓𝒊𝒃𝒊𝒓𝒍𝒂. ❤️ ❤️

𝑬𝒔𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒑𝒐𝒅𝒆𝒓 𝒔𝒂𝒄𝒂𝒓 𝒆𝒍 𝒑𝒓ó𝒙𝒊𝒎𝒐 𝒄𝒂𝒑í𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒆𝒏 𝒍𝒐𝒔 𝒔𝒊𝒈𝒖𝒊𝒆𝒏𝒕𝒆𝒔 𝒅í𝒂𝒔, 𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒓𝒂𝒔 𝒕𝒂𝒏𝒕𝒐... ¿𝑸𝒖𝒊é𝒏 𝒔𝒆𝒓á 𝒂𝒒𝒖𝒆𝒍 𝒄𝒉𝒊𝒄𝒐 𝒈𝒖𝒂𝒑𝒐 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒂𝒗𝒆𝒏𝒊𝒅𝒂?

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⏰ Última actualización: Oct 17, 2020 ⏰

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