Capítulo 6

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La pequeña abrió sus ojos y lo primero que vio fue a una chica de su edad más o menos sentada a los pies de la cama leyendo un libro. La pelinegra observó a su alrededor dándose cuenta que no estaba en el prostíbulo, el lugar donde se encontraba era mucho más sencillo que su habitación en el prostíbulo. Los muebles eran de madera y la decoración era muy sencilla. Le dolía su vientre y no podía ver por un ojo debido a que había una venda tapando este. De seguro era por aquel estúpido lobo que le rajó la cicatriz que tenía hace un tiempo.

Estaba tapada con varias mantas gruesas bastante calentitas y el olor a pan recién hecho y té de manzanilla inundó sus fosas nasales causando que su estómago rugiera de hambre ¿Cuanto tiempo llevaría dormida? ¿Un día tal vez?

Dejó de pensar acerca de todo lo que que había sucedido cuando triste recuerdo del cadáver de Madame hizo que una lágrima cayera por su mejilla hasta el colchón de la cama.

Madame estaba muerta y no iba a volver jamás. Por más que lo deseara ella estaba muerta. La única persona que quizás la quiso en esta vida de mierda aparte de su papá y hermano estaba muerta. Murió a manos de un desgraciado, pero aquel desgraciado ya estaba muerto. Por suerte.

La vida era tan injusta ¿Por qué las mejores personas debían irse tan pronto de este mundo? Bueno, Madame quizás no era la mejor persona de este mundo, pero al parecer ella quería iniciar una vida con ella y ambas poder tener una relación madre e hija quizás. Aquello se veía como un sueño para la pequeña niña, tener una familia aunque fuera solamente Madame. Pero era un sueño que no se iba a volver real. Quizás en otra vida donde todo fuera distinto tal vez ambas podrían encontrarse y volver a tener una relación madre e hija.

Pero recalcando, quizás en otra vida lejana a esta.

El señor Jeong...

Ese hijo de puta. No había más palabras para describir el odio que ella estaba sintiendo por un difunto. El señor Jeong le había arrebatado a Madame y quizás le arrebató la felicidad a muchas otras personas ¿Cómo estarían los omegas y betas del prostíbulo? ¿Habrán logrado escapar? Esperaba que por lo menos estuvieran a salvo. Quizás no muchos la querían, pero no se merecían sufrir más de lo que ya habían sufrido.

Quién sabe cuántos más alfas o betas despreciables como el señor Jeong y su padre existían.

Ese tipo de gente no debía existir

Eran una escoria en este mundo.

Debían ser exterminados lo antes posible.

Miró detalladamente a la chica que estaba sentada a los pies de la cama. Calculando su edad a simple vista tenía cerca de 9 o 10 años más o menos, tenía el cabello castaño y lo llevaba en una coleta alta. Era bastante bonita. La pelinegra se acomodó en la cama sorprendiendo a la niña que cerró el libro y la miró de pies a cabeza. Se dio cuenta que estaba con otra ropa y que su cabello estaba más corto que antes, por la altura de los hombros más o menos. Llevaba puesto un suéter rosa palo y una larga falda negra junto con unas calzas negras como las que usaba para ensayar sus coreografías.

-Me llamo Sandara, Park Sandara.- Dijo la niña con una sonrisa.

-¿Cómo llegué aquí?-

-Mi hermano te encontró en el bosque y te salvó de la manada de lobos antes que pudieran hacerte daño.-

-¿Por qué mi cabello está corto?-

Lady C -The Origin-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora