Uno.

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TYLER

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TYLER

Un leve murmullo alrededor de mi oído hizo que despertase. El coche se había detenido, estaba frío, como si ya llevase un buen rato parado. Entonces, mis ojos se dieron cuenta que una leve oscuridad se había instaurado a mi alrededor. Fue en ese momento cuando me di cuenta de que estaba en el garaje de mi casa.

Con gran pereza, froté mis ojos y abrí la puerta del coche. Cogí mi mochila, que estaba a mis pies, y la colgué en mi hombro mientras bajaba del coche. Cerré la puerta tras de mí y vi un pequeño rayo de luz que entraba por la rendija de la puerta del garaje, que daba al pasillo. Abrí esta y encontré a mi madre acabando de recoger la mesa.

—Hola... —Mi voz sonaba ronca, más todavía de lo que habituaba a sonar, debido al sueño, que aún me tenía atrapado en su red.

—Hola, cariño —Mi madre, tan cariñosa como siempre, me mira con una agradable sonrisa desde la cocina—. ¿Quieres comer algo?

Negué con la cabeza. Después de dormir, el hambre desaparecía de mis sensaciones por completo, y aquella no era ninguna excepción. Mi madre me miró con una sonrisa algo triste, aquella sonrisa que ocultaba su decepción por tener un hijo tan taciturno.

Sin embargo, ignoré aquello y comencé a subir las escaleras prácticamente de dos en dos. En pocos segundos llegué a mi habitación, dejé la mochila en el suelo y me tiré en la gran cama que había al fondo de la habitación. Saqué mi móvil del bolsillo de mi sudadera y miré la pantalla, que se encendió. Ni mensajes, ni correos... Nada.

La gente seguía acordándose de mí para lo mínimo imprescindible. Una pequeña sonrisa apareció en mis labios. Podíamos decir que misión cumplida, ¿no? Dejé el móvil en mi bolsillo de nuevo, y miré al techo.

Un pequeño movimiento en la zona del armario me alarmó. Me levanté apresuradamente, quedando sentado en la cama. Juraba que había visto a alguien moverse en el espejo. Sí, en el espejo. Dentro del espejo.

De un salto, bajé de la cama y me acerqué al espejo. Una pequeña raja había aparecido en el borde del cristal, la cual no estaba cinco minutos atrás. Dirigí una mirada a mi habitación y, tras comprobar que estaba completamente vacía, volví mi vista a mi reflejo. Sonreí. Este me devolvió la sonrisa. Bien, no tenía vida propia.

Acerqué mi dedo pulgar a la brecha, y noté un pequeño pinchazo. Aparté mi dedo y pude ver como un hilillo de sangre se escapaba de la yema de mi dedo. Regresé mi mirada a la brecha, para ver si seguía igual.

Pero ya ni siquiera seguía allí.

Quedé completamente impactado. ¿Qué narices había pasado con aquella brecha que me había herido? Chupé mi dedo, intentando que no sangre y aguantando el escozor, cuando un fogonazo de luz iluminó la estancia. Me di hacia atrás, soltando maldiciones, y golpeé la estantería. Una figura de cristal se tambaleó y cayó, pero se detuvo en el aire.

MIRROR (ENJOR #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora