Capítulo 2.

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Estaba ahí. En una bonita cama de un bonito piso con unas bonitas vistas. Creería que todo lo que recordaba había sido un sueño, si no fuera porque ese apartamento no era mío y mi melena era rubia. Estaba vestida como esas chicas de las revistas, y la cabeza me daba muchas vueltas. ¿Quién se suponía que era yo ahora? Porque seguramente estaba en el piso de alguien, con la ropa de alguien, suplantando a alguien.

Derrepente ese hada apareció. Sinó recoraba mal, Ciro la había llamado Bianca.

- Cara Waterson. Exacto, ya no eres Cara Timwok. Ahora eres Cara Waterson, una preciosa estudiante de universidad obsesionada con la moda casi tanto como con su novio. Por desgracia, no era recíproco y se suicidó, a la misma hora que tú.

Al escuchar eso mis ojos se abrieron exageradamente, pero es la reacción normal cuando te dicen que vas a suplantar a una muerta.

- Pero... Pero su familia y amigos se darán cuenta, ¿o no?

- ¿Te crees que no lo hemos pensado bien? ¡Eso es lo mejor de todo! Sus amigos la dejaron de lado porque ella solo tenía tiempo para su amorcito, y su único familiar falleció hace aproximadamente 2 años. Faltaba a casi todas las horas de la universidad, ¡nadie sabrá que Cara eres!- Dijo esbozando una sonrisa, a pesar de que todo lo que acababa de decir era terrible. Eran nada más y nada menos que desgracias agenas. Pobre Cara Waterson...

Por otro lado, seguí sin entender que era exactamente lo que tenía que hacer. ¿Se trataba de vivir y ya está? Necesitaba aclarar mis ideas ya, y para eso no había nada mejor que un cigarrillo. Inmediatamente empecé a rebuscar en los cajones y... ¡Eureka! Había encontrado una cajetilla con tres cigarros y un mechero prácticamente agotado.

"Esto servirá." Pensé para mis adentros, y en encender un cigarrillo Bianca me lo tiró dándole un choque de cadera.

- ¿Qué te crees que estás haciendo Cara? Eso no es vivit tu vida... Será mejor que empieces a cambiar tu actitud ya.

- ¿Qué te crees que estás haciendo tú? Esto es vida para mí. - Enseguida recogí el cigarrillo del suelo y lo volví a encender poniéndomelo en la boca.

Derrepente noté un pinchazo en el pecho, como si me hubieran clavado un cuchillo, y mientras caía al suelo de dolor veía a Bianca mirandome tristemente.

- Te dije que no lo hicieras, El Otro te va a castigar... Tu deber ahora es mejorar el mundo, no sucumbir a sus normas.

- ¿Mejorar el mundo? ¿Cómo se supone que voy ha hacer eso? - Le pregunté entre sollozos de dolor.

- Es simple, El Otro te va a poner a prueba, te va a presentar diferentes circumstancias en tu vida, y tu debes actuar como mejor creas. Ten cuidado, no todo es lo que parece.- Seguidamente Bianca desapareció entre vapores negros.

No acababa de entender muy bien lo que tenía que hacer, pero me apetecía darme una ducha. Después de un rato abriendo puertas, porque sorprendentemente era un piso con muchas habitaciones, encontré el baño, con una bañera con grifo de ducha. La verdad es que me apetecía darme un baño más que una ducha, así que corrí la cortina, y para mi sorpresa alguien ya estaba allí, o más bien ya no estaba.

Comencé a gritar sin cesar. Estaba asustada y mi cuerpo temblaba. Me tapé la boca con una mano, intentando huir de mis constantes chillidos. Los ojos se me iban a salir mientras se bañaban en lágrimas.

Cara Waterson... Estaba enfrente de mí, en un bañera llena de agua tintada de sangre, procedente de su muñeca. Su bonito y delicado rostro estaba manchado de maquillaje corrido, de lo que debería haber sido producto de su llanto. Su cabello era lo único que no estaba totalmente mojado, su largo cabello marrón que caía por un lado de la ducha, rizandose en los mechones salpicados de agua.

Era tan triste, había muerto con el rostro preocupado. Sin duda no había muerto en paz, lo que me hizo preguntarme si yo morí también con un rostro tan triste. Pero enseguida me desvié de esos pensamientos volviendo a ahogarme en gritos. Me fuí alejando lentamente hacia atrás hasta chocarme con el váter sin darme cuenta y caer repentinamente al suelo. Como acto reflejo cerré los ojos, y en abrirlos Ciro se había posado enfrente de mí.

- Hombre bonita, ¿Qué tal?- En verme tan asustada se giró hacia atrás.- A sí, ya, bueno. Supongo que deberíamos habernos desecho de esto... Tú no te procupes, ahora la saco, pero debes saber que Waterson está muy contenta actualmente con su trabajo de oficinista, creo.

Me dedicó un sonrisa y se fué a coger a lo que antes había sido una chica con vida, manchandose su elegante traje desapareció, no sin antes quitar el tapón de la bañera para que el agua desapareciera.

¿Y ahora qué se supone que debo hacer? Ni loca me ducho después de ver eso.

Si iba a suplantar la vida de la pobre Waterson debería saber que hacía ella antes, y me puse a buscar un diario o una agenda que me hablara de su universidad y su trabajo, si es que tenía.

Para mi alegría encontré una agenda con todo lo necesario. Estaba llena de corazones y el nombre "Marc", tal y como hubiera marcado una adolescente de 15 años que estaba enamorada de un chico. Irremediablemente comencé a preguntarme sobre la personalidad de Waterson, de como pensaría y actuaría en su vida diaria. Para empezar, sabía que tenía más clase que yo. Eso era fácil de deducir al ver su piso y su ropa, pero sobretodo en como se había suicidado. A diferencia de mí, ella estaba vestida elegantemente, llena de joyas, haciendo de una escena tan terroríafica incluso bonita, artística. Mientras, yo estaba vestida con una camisa, y me había tirado desde lo alto de un edificio, a lo que mi cuerpo acabaría totalmente aplastado.

Era irónico como yo era ahora Cara Waterson. Seguramente habríamos sido como agua y aceite, seguramente solo teníamos en común la marca de cigarrillos que compravamos, a parte de nuestra muerte claro.

Cuanto más lo pensaba más incómoda me sentía, quería acabar ya con este juego y superar todas las pruebas para poder irme tranquilamente al cielo.

Estaba decidida, me iba a ganar el cielo.

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